Es un proyecto feminista que busca reconocer y documentar el impacto de la violencia digital en las adolescentes mexicanas
Lucero Natarén / Aquínoticias
Chidas en Línea es un proyecto feminista, impulsado por la comunicadora y tallerista ciberfeminista Candy Rodríguez, la activista Angélica Contreras, la investigadora Mariana Ramos y la economista Daniela Bernal, que busca reconocer y documentar el impacto de la violencia digital en las adolescentes mexicanas, además de buscar estrategias de resistencia y de lucha para que las mujeres puedan navegar en un internet libre de violencia machista.
Chidas en Línea considera que «lo que no se nombra, no existe, por lo que señalar la violencia digital de género en las adolescentes mexicanas es muy necesario para lograr reconocer la importancia del problema y abonar propuestas para resolverla y combatirla».
Es importante saber que la violencia digital es aquella que se perpetra a través de los medios digitales, como redes sociales, correo electrónico o aplicaciones de mensajería móvil, que causa daños a la dignidad y a la integridad, e impide el empoderamiento, desarrollo y el pleno disfrute de los derechos humanos como la dignidad, la libertad de expresión y a la información, la protección de datos personales y el acceso a la justicia.
Por otro lado, esta iniciativa ha detectado que hace falta implementar medidas para prevenir la violencia de género en las plataformas digitales, se carece de políticas públicas que aborden esta problemática de manera integral, no existe información sobre lo que sucede con la población adolescente y cómo les afecta este tipo de violencia, debido a que los estudios, en su mayoría, tienen una perspectiva adultocentrista.
Finalmente, uno de los principales factores que permite exista la violencia digital, describe Chidas en Línea, es que las adolescentes víctimas de este flagelo realizan pocas denuncias, sea por la poca fe en el sistema de justicia en México, exceso de burocracia, miedo a la revictimización, lo costoso de un abogado, el riesgo de que sus fotos íntimas sean difundidas o que terceras personas (policía, jueces, ministeriales, personal de la policía y fiscalía) vean el contenido íntimo; incluso el hecho de las adolescentes tienen que ir acompañadas de su madre, padre o tutor, lo cual dificulta más las denuncias, por miedo al castigo, y en última instancia por el desconocimiento de los protocolos de denuncia.