Mientras la guerra arancelaria entre China y Estados Unidos mantiene una tregua, el gigante asiático tomó la iniciativa en otro frente con una ostentosa exhibición militar para presentar al mundo los avances y el desarrollo de armas de última generación.
China aprovechó la conmemoración de los 80 años de la rendición de Japón y el final de la Segunda Guerra Mundial, para organizar en la plaza de Tiananmén un desfile que dejó ver los progresos tecnológicos de su industria de defensa. El acto contó con la presencia de 20 Jefes de Estado extranjeros, todos opuestos al poder que encarna Estados Unidos y su actual mandatario.
Drones submarinos, misiles intercontinentales, aviones de combate o aparatos no tripulados fueron las novedades de un emergente poderío militar que, aunque está lejos de la capacidad armamentista norteamericana, ha revelado su destreza para producirlos rápida y masivamente. Su fuerza naval también despunta; este año China construyó un inmenso portaaviones nuclear en claro desafío a la hegemonía de la US Navy.
La estrategia de disuasión tiene lógica. La Casa Blanca busca contrarrestar la creciente influencia china en la región Indo-Pacífico; el territorio de Taiwán que China reclama como parte de su soberanía y que Estados Unidos defiende como un territorio independiente, ejemplifica las tensiones.
La competencia ofensiva va más allá de los vehículos y aparatos de guerra. La Inteligencia Artificial ya forma parte de la ecuación; en el desfile se mostraron drones y otros dispositivos manejados con IA capaces de realizar misiones de vigilancia, reconocimiento y ataque. En el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, se ha probado la eficacia de estos artefactos empleados por ambos bandos.
La exhibición militar fue atestiguada por líderes de naciones interesadas en rearmarse mediante la compra de equipo y pertrechos de origen chino; según expertos fue una campaña de ventas a potenciales compradores como Rusia, Bielorrusia, Irán, Azerbaiyán y el propio Corea del Norte.
La República Popular no busca pleito (no se involucró militarmente ni en Ucrania ni en Medio Oriente) pero quiso exhibir el arsenal disponible para lanzar una ofensiva en caso de que sus intereses sean atacados.
Xi Jinping lo resumió así en su discurso: “Hoy la humanidad vuelve a enfrentarse a la disyuntiva entre la paz o la guerra, el diálogo o la confrontación, el beneficio compartido o el juego de suma cero”. Sin embargo, es una lástima su falta de respaldo al pueblo palestino.
Trump no pasó por alto la imponente escenificación con la imagen de Xi caminando junto a sus invitados en la Ciudad Prohibida de Pekín. El presidente dijo que la parada militar fue organizada en parte, para que él la viera tal como sucedió. Previamente había acusado a Xi de conspirar contra EU junto a los líderes de Rusia y Corea del Norte que presenciaron la ceremonia.
Desafortunadamente, la industria militar en el mundo se mantiene activa y el gasto en defensa al alza, como se manifestó en la Cumbre de la OTAN en junio que acordó una inversión anual del 5% del PIB de las naciones que integran la alianza atlántica.
El nuevo eje militar surgido en Asia busca contrarrestar por tierra, mar y aire el dominio estadounidense para defender sus propios intereses y proteger a sus vecinos y aliados. Falta por saber si estamos ante una nueva temporada de la guerra fría y la carrera nuclear.