Carmen Gabriela Ruiz Serrano, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social, habla sobre la situación que viven menores de edad en el país debido a la delincuencia organizada
Lucero Natarén / Aquínoticias
Si bien la pandemia por COVID-19 agudizó el trabajo de menores de edad y sobre todo la explotación laboral infantil, estos flagelos ya se venían presentando al alza en diferentes lugares de la República Mexicana, debido a la presencia de grupos delictivos del crimen organizado, explica Carmen Gabriela Ruiz Serrano, académica de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM.
En este punto, explica la especialista, no solo se trata de trabajos forzosos que inhiben sus derechos. «El problema es trata de personas. Hasta antes de la pandemia se calculaban 30 mil niñas y niños involucrados en actividades delictivas, como, por ejemplo, halcones para el sicariato, así como con fines de explotación laboral y sexual».
Agrega que también ha habido un incremento en la pornografía infantil de 150 por ciento. En lo que respecta a la trata de personas, donde hay menores de 18 años, Mario Luis Fuentes, quien preside la Cátedra Extraordinaria de Trata de Personas de la UNAM, estima que por cada 10 personas que padecen explotación sexual, hay nueve más.
Cabe destacar que en 2019 se estimaba 3.3 millones menores de edad en actividades laborales. Para 2022 aumentó a tres millones 850 mil en México, debido a que niñas y niños tuvieron que laborar para poder solventar las necesidades de la familia, ya que sus madres y padres murieron o perdieron su trabajo por la pandemia, explica Ruiz Serrano.
Se tiene que tener en cuenta que el trabajo infantil, según la UNICEF, son aquellas actividades en las que participan menores de cero a 18 años de edad, y que priva del acceso al ejercicio de sus derechos fundamentales.
