Onus probandi
La afirmación del presidente Andrés Manuel López Obrador de que tiene pruebas sobre los políticos y exgobernadores que se «dedicaban a vender equipo médico y medicamentos en lo oscurito» —en donde pactaban contratos a precios exorbitantes, según dijo—, debe abrir un proceso de investigación donde se presenten nombres y pruebas de aquellos que cometieron dichos ilícitos y la autoridad competente pueda proceder.
El señalamiento del Ejecutivo federal debe ser tomado con toda la seriedad que implica el caso. Han sido años de omisión e irresponsabilidad de los gobiernos y funcionarios. Por ello se debe señalar, con santo y seña, a los operadores que años atrás lucraban con la salud del pueblo y que lastimaron severamente al Estado mexicano, mismo que destina recursos para combatir este flagelo.
Tener pruebas, decía el abuelo, es tener los pelos de la mula en la mano. No dudo que el presidente sepa los nombres de esos que pactaron la venta de medicamentos, que conozca a la perfección quiénes fueron los que autorizaron el incremento de los costos que lastimaron la economía de los mexicanos, esos que fraguaron todo «en lo oscurito». Seguro que lo sabe. Ahora toca proceder.
Señalar a esa red de distribución de medicamentos que inflaba los precios y que resultaba en un jugoso negocio para las farmacéuticas, sindicar a los políticos intermediarios —o los coyotes, como se les conoce en muchos lados— y a los exgobernadores que recibían partidas millonarias por hacerse de la vista gorda o simplemente participar en todo y de fondo, es un movimiento de responsabilidad política, sí que lo es. Por ende, exige consecuencias.
Es decir, el Gobierno federal debe dar seguimiento al caso y castigar de forma ejemplar a los involucrados en tan hiriente acción. Basta retomar el Código Penal Federal, en el Título Décimo sobre Delitos por Corrupción, en sus artículos 212, 213, 213-Bis, 217, para entender que ahí se encuentran las disposiciones que son «aplicables a los Gobernadores de los Estados, a los Diputados, a las Legislaturas Locales y a los Magistrados de los Tribunales de Justicia Locales, por la comisión de los delitos previstos en este Título, en materia federal».
Toca, pues, proceder conforme a la ley. No basta el dedo en la llaga. No basta tocar el tema para después dejarlo caer en el olvido. Porque de lo contrario, al no sancionar, se cae en el mismo juego de la cura en salud, del tirar la piedra y esconder la mano, en el señalar para seguir calmando la sed del tigre que ávido de justicia se mueve ansioso, fustiga y exige «todo el peso de la ley», aunque ésta siga llegando a cuentagotas y a conveniencia.
De nada sirve hablar del tema de forma mediática si no se procede de forma legal contra quien o quienes resulten responsables en este tema, entendiendo que el combate a la corrupción es también combate a la impunidad y que para que éstos existan realmente, ojo, se requiere de voluntad política. Tan simple como eso.
Proceder es fincar responsabilidades contra esa «mafia del poder» que otrora se señaló, a la que se la han achacado todos los males y a la que el pueblo celebrará gustoso de verla pagar por sus excesos. Sí, aunque incluso mucha de ella esté enquistada, tristemente, en el cambio.
Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (2019) refiere que para disminuir la corrupción en México es indispensable una política integral que atienda las causas de la corrupción y combata sus consecuencias. Coincido plenamente.
No sólo se requiere el discurso o las buenas voluntades. De la palabra sigue la acción. Es lo justo si el gobierno de la 4T requiere mostrar que esto será de diferente en forma y fondo, sobre todo en uno de los temas que le han causado mucho daño al país como la corrupción.
Y para ello basta entender que este mal tiene raíces sumamente profundas. En una revisión a la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) del INEGI y el Latinobarómetro, el tema de la corrupción se encumbra como el segundo problema que más preocupa a los mexicanos. Terrible.
Es un mal que lo ha tocado todo. Se mantiene vivo y con más fervor que nunca. Y es un tema, también hay qué decirlo, que muchos de los mismos morenos padecen y disfrutan de sus mieles, les guste o no.
Por eso, bajo esa premisa, el tema que tocó el presidente en su matutina debe ser investigado hasta donde tope. El principio jurídico onus provandi está ahí, lanzado ya sin rostros de los responsables y como una advertencia de lo que podría venirse. Probar tras señalar, es lo que se espera.
Es más, se podría empezar en Chiapas revisando el sexenio del desabasto que se encumbró con el senador Manuel Velasco Coello, uno de los consentidos de esta 4T. Los elefantes blancos que están ahí son muestra del dispendio y la simulación que imperó en seis años sin que nada pase.
No sé, quizá se tope con otras sorpresas y broten las respuestas. Por ejemplo, ¿qué se hizo con todo el recurso etiquetado para salud y medicamentos que nunca existieron? No sé. Podría ser Chiapas si el presidente gusta. Aquí puede servirse con la cuchara grande y empezar a nombrar a los culpables. Ya veremos.
Manjar
Decía Abraham Lincoln que si quieres probar el carácter de un hombre, dale poder. Basta checar el comportamiento déspota y abusivo de los fiscales del Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez para comprobarlo. Se comportan como bestias que jalonean, arrebatan a las canasteras su producto, les quitan carritos de raspados a los jóvenes indígenas, agreden verbalmente a los vendedores cuya única culpa es buscar el pan de cada día. Esos fiscales azuzados desde el poder municipal se olviden de su origen. Olvidan de dónde vienen y ni la intervención de la gente les calma su voracidad. Son abusivos, repito. Aguas con lo que se siembra, señores. Quien siembra odio, cosechará lo mismo y gran parte de la ciudadanía los aborrece y repudia. #AbusivosYGandallas // «Yo sé que, si te consta que he hecho algo mal o desmañadamente y no me acusas de ello, tú debes ser, a tu vez, culpado». Plauto. #LaFrase // La recomendación de hoy: el libro La hierba de Claude Simon y el disco El manifiesto desastre de Nacho Vegas. // Recuerde no comprar mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.