Cdigo Nucú / Cesar Trujillo

Alarmistas mediáticos

Es respetable que usted no comulgue con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Es entendible que le causen malestar su discurso, sus posturas o su forma de conducirse. Es respetable y está en su derecho, agrego. Lo que no lo es, léase bien, es que desde el cobijo de la libertad de expresión y el amarillismo mediático, usted salga a preguntar estupideces, a escribir mentiras, y abone a la psicosis colectiva y a la desinformación.
El periodismo exige profesionalismo y responsabilidad, sobre todo en tiempos tan difíciles como este que atravesamos hoy en día con el asunto del Covid-19. No debería nutrirse de la manipulación y el miedo. No debería permitirse el amarillismo burdo para los simples likes o el rating de plataformas agoreras que son un caldo de cultivo para una parte de la sociedad que ha demostrado ser manipulable.
No debería, repito, pero lamentable es. Se da. Mire al comunicador Poncho Gutiérrez, productor en SDPitorreo y colaborador de SDPNoticias, Milenio y El Heraldo Radio, con sus preguntas sobre cuántos miles o millones de mexicanos van a morir en esta cuarentena. Según él justificó luego en un tuit, las preguntas las hizo «para tranquilizar a la gente». ¡Hágame el chingado favor! De esto le hablo.
Mire la forma en que tejen sus comentarios, y en la que otros comunicadores —líderes de opinión desgraciadamente— mantienen la misma línea de manipulación y alarmismo mediático a través de tuits que muestran cientos de compartidos y comentarios que se perciben más ocupados por el golpeteo político que por tratar de comunicar con veracidad, o hacer un análisis objetivo de lo que ocurre.
¿Qué clase de periodismo es el que busca torcer la manecilla, el que trata de obtener cifras escalofriantes que golpeen a esta sociedad que está temerosa y desinformada, el que juega a sembrar el miedo, el que busca posicionarse en el gusto de todos con base en líneas trastocadas y bajo líneas de fuego hijas del oportunismo?
Cierto es que existen comunicadores conscientes y responsables que se informan, se sustentan en médicos, investigadores y funcionarios que manejan, de forma adecuada, las políticas públicas en materia de salud; que consultan fuentes antes de soltar un dato; que son cautelosos en cada palabra que emplean. Claro que los hay y lo celebro.
Sin embargo, hay también esa otra fauna nociva de la que le hablo: esa que no sabe, no lee y desconoce de historia; la que se cree con la libertad de que por algunas transmisiones en vivo o porque acude a algunas conferencias ya tiene los elementos que se necesitan para informar; la que desde la ignorancia busca alimentar a los otros y se jacta de ello. Sí, tristemente la hay.
Comentar desde la desinformación es el peor de los males y contagios que ha golpeado severamente al periodismo desde el siglo XX, y esa enfermedad, ojo, también se transmite y contagia. Eco lo dijo bastante bien.
Ya en una columna pasada hablaba sobre la importancia y responsabilidad que conlleva el manejo de la información, y estos días de estar en casa me han permitido zambullirme en las redes para recorrer el sendero que construyen mensajes mal dirigidos, mal intencionados y es terrible la forma en cómo se difunden.
Porque una cosa es ser crítico de este gobierno que ha cometido varios errores, como todos los anteriores, y otra muy diferente es hacer uso de las plataformas mediáticas para sembrar el terror, para difundir ideas que rayan en el absurdo.
Porque una cosa es no estar de acuerdo con López Obrador, con su manera de hacer política, con su equipo de trabajo, con Morena, y otra el aprovecharse de una situación como la del Covid-19 para sacar raja. Eso no se vale.
Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud en México, ha sido quien da los datos. De ahí vierte la información oficial y es el canal que debemos seguir en estos tiempos, guste o no.
Las teorías de conspiración o hipótesis de exterminio masivo que puedan construir déjenlas para después. Ya habrá tiempo para discutirlo. Ya habrá tiempo. Lo que en este preciso momento es importante difundir es que debemos quedarnos en casa para reducir los contagios. Al menos quienes tenemos ese privilegio de poder trabajar en la sana distancia, debemos hacerlo.
Si no tenemos nada qué salir a hacer, si no requerimos de salir a buscar alimentos, medicinas o por alguna otra necesidad, quedémonos en casa. Esa es la forma de combatir el virus, es la forma de colaborar como ciudadanos responsables, es la forma de poder protegernos y salir bien librados de esta pandemia, es la forma de romper con las cadenas de contagio.
Hay quienes deben salir a trabajar todos los días. Miles de mexicanos deben hacerlo. No tienen de otra. Vivir al día es una realidad palpable en este país. Pero usted que se queja porque ya se aburrió del clima, de la televisión pagada, de plataformas de películas, de comer tres veces al día, de no poder ir al gimnasio, trate de ser consciente.
Y por favor, deje de consumir la basura alarmista de muchos que se llaman comunicadores en México. Siga los canales oficiales, respete las recomendaciones que nos hacen, consulte otras fuentes cuando le lleguen notas a su teléfono para corroborar si es cierto o no antes de mandarlo a otros.
De paso abone a cuidar a su familia, a cuidar a quienes deben trabajar y a no sembrar más miedo del que ya hay.

Manjar

Las tienditas de las esquinas y las fruterías de los marchantes tienen de todo en los barrios. En los mercados de Tuxtla Gutiérrez también hay de todo. Ahí se puede conseguir hasta cubetitas de frutas o verduras que van desde los 10 a los 20 pesos, y los conos de huevo en 60 pesos o menos. Si hacemos el gasto ahí, fortalecemos la economía local. Ese circulante del que tanto se habla debemos hacer que se quede en el pueblo. Si puede, a la vez, comprar algo para quien no tiene, o si puede dar de comer a quien lo necesita, hágalo. Tampoco necesita que nadie lo sepa. Hacer el bien sin mirar a quien debe ser una de las banderas que necesitamos ondear más en estos tiempos tan deshumanizados. Somos más los buenos, siempre lo he dicho. ¡Cuídese mucho! #UnPocoDeEmpatía // «Hay un lejano olor a muerto en todo el aire. / Alguien se muere aquí, / muy cerca, en el jardín de al lado. / Tal vez aquí, junto al umbral, / más bien adentro de la casa, en el pasillo, /y no, más cerca, / en este cuarto donde moríamos juntos. / No, tampoco. / Más cerca aún, junto a mi cuerpo. / Y no, más cerca». Eduardo Lizalde. #ElPoema // La recomendación de hoy: el libro Y hasta aquí de Wislawa Szymborska y el disco Las cuatro estaciones porteñas de Astor Piazzolla. // Recuerde no comprar mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

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