Cdigo Nucú / Cesar Trujillo

Morena y el Presidente

Que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no haya secundado la ocurrencia del líder nacional de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, de dar mayores facultades al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para revisar el patrimonio de las personas y con ello abonar a la supuesta «progresividad fiscal», arroja dos lecturas: primero, que el mandatario entiende que la desigualdad social que impera en este país no se resuelve con dar atribuciones extraordinarias a cualquier organismo; segundo, la nula comunicación que hay con el partido.
Y con ello nuevamente parece resurgir ese distanciamiento con tintes de ruptura que se dio tras el jaloneo en el proceso de la renovación de la dirigencia del partido Morena, a través de la cual llegó Ramírez Cuéllar, y en donde sacaron el cobre varios personajes. El país entero fue testigo de esa voracidad y del comportamiento mezquino y viciado de las tribus morenas. Sí, esa conducta que tanto se criticó de otros institutos políticos y que ha terminado pasando facturas que debe pagar ahora un partido que dejó que entrar a cualquier personaje a sus filas hasta prostituirlo todo.
No olvidemos que meses atrás el mandatario dejó en claro su malestar por el golpeteo, los señalamientos y las corruptelas que se habían generado dentro de las filas del instituto que creó. Incluso llegó al grado de amenazar con abandonar esos colores al considerar que se están «alejando de los principios e ideología con el que dicho instituto fue creado». El mismo senador Ricardo Monreal lo expuso en una entrevista, ojo.
Y es que a nadie causó gracia, menos al Presidente, la propuesta de Alfonso Ramírez Cuéllar, que con un discurso soso, apilado en directrices insustanciales, sin un trasfondo claro sobre la verdadera intencionalidad de la supuesta medición de la riqueza, mostró que Morena parece buscar con esta ocurrencia que el Inegi no tenga impedimentos legales para poder revisar el patrimonio financiero, bursátil e inmobiliario de todos los mexicanos. ¡Vaya error!
Esto, como era de esperarse, ha levantado una ola de críticas desde diferentes sectores, especialmente en la iniciativa privada que ve un ataque frontal desde el gobierno con este intento. Y aquí es donde la puerca torció el rabo: que acusen al Presidente por los errores de «su partido» no creo que le agrade en nada, y menos si no le consultan sobre el tema. Porque en un país como este, repleto de corrupción e impunidad, nadie podría garantizar el uso correcto que se le daría a esa información que, además, vulnera el uso de datos personales y la privacidad que tenemos los mexicanos.
En efecto, no se equivoca el Presidente de México cuando señala que quienes están obligados a transparentar sus bienes son los servidores públicos. Ahí sí deben mostrar que en verdad están trabajando por y para la nación desde cualquiera arista de la administración pública, y que no llegaron a llenarse los bolsillos a costa del erario.
Ahí sí aplica y se requiere que dejen en claro con qué bienes y recursos contaban antes de ser funcionarios y con qué se van al terminar sus funciones. Sobre todo, y la historia nunca miente, porque hemos visto que muchos llegan sólo a convertirse en los nuevos ricos (sexenio tras sexenio) sin que nada pase. Chiapas mismo es claro ejemplo de esto en el gobierno del PVEM con el ahora senador Manuel Velasco Coello.
Decía siempre mi abuelo que no se deben hacer cosas buenas que parezcan malas. Y parece que a Ramírez Cuéllar esto se le olvidó. Porque cuando las propuestas se dan sin un consenso, desde las buenas voluntades y sin el conocimiento de la historia, sin respaldo de la familia (sobre todo esto es crucial en una dirigencia política) brotan errores como el que pretende impulsar Morena y que hoy han servido a la oposición como caldo de cultivo para nutrir la crítica y atizarles duro.
Es lamentable que quien dirige a un partido nacional no haya tenido la capacidad de cabildear su propuesta ni con los legisladores de su propio instituto, dejando en claro que algo no anda bien dentro de las filas del partido al que el Presidente ya no ve con tan buenos ojos, y que si lo abandona sería el debut y despedida para muchos y sus calenturas anticipadas.
Más lamentable resulta que el líder nacional de Morena no entienda que las brechas de desigualdad social no terminarán con dar mayores atribuciones al Inegi o a cualquier otro organismo. Se requiere, sí, de mejorar las herramientas que ya existen para medir este flagelo y se requiere, sobre todo, de voluntad política para ello. Y aunque a muchos no les guste, o no lo entiendan, seis años no son suficientes para este mal que se ha sembrado durante sexenios, pese a lo que se haya prometido.
Falta tiempo, claro está. Por ahora veremos qué pasa con este burdo intento al que hasta el propio mandatario le dio tache.

Manjar

Hizo bien el gobernador Rutilio Escandón Cadenas en anunciar que no habrá regreso a clases en Chiapas. Si para la entidad estas tres semanas son cruciales, es mejor que los alumnos se queden en casa. No arriesgarlos al contagio o exponerlos es una buena decisión de este gobierno. Los padres de familia estábamos preocupados y se había generado ya un sinnúmero de comentarios por no saber qué pasaría. Ahora toca a la Secretaría de Educación el velar porque los mecanismos que se van a implementar para los alumnos que salen de primaria, secundaria o de la preparatoria funcionen. Por lo pronto, a resguardar los tesoros más preciados para las familias, los hijos, ha sido la prioridad. Bien. #HistoriasdeCuarentena «Temí… no el gran amor. / Fui inmunizada a tiempo y para siempre con un beso anacrónico / y la entrega ficticia / capaz de simular hasta el rechazo— y por el juramento, que no es más retórico porque no es más solemne. / No, no temí la pira que me consumiría sino el cerillo mal prendido y esta ampolla que entorpece la mano con que escribo». Rosario Castellanos. #ElPoema // La recomendación de hoy: el libro Poemas de Raúl Garduño y el disco Never Get Out of These Blues Alive de John Lee Hooker. // Recuerde: no compre mascotas, mejor adopte. // Si no tiene nada mejor qué hacer, póngase a leer.

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