El sistema migratorio colapsa ante la presión de miles; sin documentos ni respuestas, los solicitantes quedan atrapados entre la espera y la desesperanza
Aquínoticias Staff
La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) enfrentó esta semana una nueva presión en su oficina de Plaza Cafeto, en Tapachula, donde más de mil personas de diversas nacionalidades formaron filas desde las primeras horas de la mañana. La escena, que se repite con frecuencia en esta ciudad fronteriza, muestra la creciente demanda de trámites de protección internacional en el principal punto de recepción de solicitantes de asilo en México.
Entre los presentes se encuentran familias completas, mujeres embarazadas y jóvenes que buscan información sobre el estatus de sus procesos, fechas de entrevista o entrega de documentación. La diversidad lingüística es notable, con solicitantes hispanohablantes y no hispanohablantes que enfrentan los mismos desafíos burocráticos.
«El proceso puede tardar hasta un año, y mientras tanto no podemos trabajar legalmente», explicó Paola, una migrante cubana que lleva meses esperando respuesta. Su testimonio refleja la situación de muchos que, atrapados en el limbo jurídico, no pueden integrarse plenamente a la sociedad mexicana por falta de documentos.
La saturación del sistema es evidente. A diferencia de periodos anteriores, las autoridades no han proporcionado cifras actualizadas sobre el número de solicitudes recibidas, lo que ha generado cuestionamientos sobre la transparencia del proceso. Mientras tanto, los funcionarios trabajan contra reloj para atender la demanda, aunque reconocen que los recursos son insuficientes para la magnitud del flujo migratorio.
Esta situación pone en evidencia los desafíos que enfrenta México para gestionar de manera efectiva y humana el creciente fenómeno migratorio en su frontera sur, donde cada día llegan más personas buscando protección internacional.
Con información de Diario del Sur