Gilberto Cabrera ha tenido que prevalecer en el lugar del siniestro hasta por una semana, sin embargo, señala, que el desgaste es extremo, y en lo único que llega a pensar es en su familia y en el deseo de verlos nuevamente
Ana Liz Leyte / Aquínoticias
Gilberto Cabrera López, desde hace 18 años forma parte de las y los combatientes forestales en Chiapas y junto a sus compañeros, arriesga su vida para salvar al medio ambiente.
Actualmente es coordinador del Manejo Integrado del Fuego de la Reserva La Encrucijada y explica que ser un combatiente de incendios, no es una tarea fácil, especialmente durante la temporada de estiaje, ya que estos siniestros pueden llevar hasta 20 días en extinguirse.
Gilberto relata que en esta profesión es de suma importancia la disponibilidad del tiempo, además de que se requiere un desgaste físico importante, debido a que las actividades se presentan a cualquier hora.
«A veces toca despertarse desde las tres de la mañana, hay que caminar horas por senderos para llegar hasta el punto de calor, en otros casos se utilizan vehículos, lanchas y hasta helicópteros», relata.
Al momento de llegar al sitio –algunas veces después de largas horas de recorrido-, comienza la lucha contra el principal enemigo; el fuego. A diferencia de lo que muchos pensarían, los incendios forestales no siempre tienen que sofocarse con agua, mucho del trabajo que se realiza es manual, lo que representa un riesgo mayor, además de que estas actividades generan desgaste, deshidratación y cansancio.
Gilberto Cabrera, ha tenido que prevalecer en el lugar del siniestro hasta por una semana, sin embargo, señala, que el desgaste es extremo, y en lo único que llega a pensar es en su familia y en el deseo de verlos nuevamente.
«Despedirte de tu familia cuando estamos en temporada de estiaje, en la temporada de incendios es decirles ahí regreso, pero en realidad no sabemos si regresamos», relató.
El coordinador de incendios de la reserva «La Encrucijada», asegura que el año más difícil en sus 18 años de carrera ha sido el 2009, en el municipio de Huixtla, en donde se incendiaron 130 hectáreas de zapotón y dos mil hectáreas de tular, incendio que, junto a sus compañeros, combatieron durante 20 días.
A partir de esa fecha, los problemas de salud para Gilberto comenzaron; pues tras más de dos semanas de combate, comenzó a registrar problemas de apendicitis cuando se encontraba en el campamento en el que estaban todos los combatientes, este padecimiento se le complicó y tuvo que ser operado de emergencia.
Reconoció que, en casi dos décadas de combatir incendios, los peores años se han presentado en el 2009, 2014 y actualmente en el 2021, debido a que la expansión del fuego ha sido considerable e inevitablemente y estos mismos han devastado cientos de hectáreas y con ello, se han perdido miles de especies tanto de flora y de fauna.
A pesar de su labor, los incendios continúan registrándose año con año, por lo que lamenta, que la población no concientice sobre el tema, que no sólo pone en riesgo la vida de las y los combatientes, sino, la vida de los ecosistemas y hasta de la misma humanidad.