Comercio exterior, virtudes y retos / Claudia Corichi

México parece haber encontrado su vocación productiva y exportadora al amparo del acuerdo comercial con Estados Unidos y Canadá cuya primera versión cumplió tres décadas de haberse suscrito. Ha logrado superar las ventas externas de China, conocida como la fábrica del mundo y mantiene una racha alcista desde la suscripción del TMEC en 2020.

Mantener ese ritmo requiere, sin embargo, poner atención a obstáculos presentes y futuros del comercio exterior. La maquila es el motor exportador; del valor total del comercio bilateral entre México y EU que alcanzó el año pasado 745.6 mil millones de dólares, el 66% correspondió a ventas de mercancías hechas en territorio nacional.

En 2023 la potente industria automotriz del país exportó 156 mil millones de dólares, un récord que la posiciona como un sector relevante por el número de empleos directos e indirectos que genera y las cadenas de suministro e industrias que se detonan a su alrededor.

En suma, México es el principal proveedor de equipo de transporte de EU y el segundo después de China en equipo de computación, aparatos eléctricos, maquinaria y equipo. Aun cuando se registra un crecimiento en la exportación en sectores como el de agricultura y la minería, están por debajo de la venta de bienes manufacturados. Ampliar el portafolio de exportación representa una ventana de oportunidad en el comercio bilateral.

Superada la pandemia, los sectores público y privado ven el Nearshoring como un amuleto para el robustecimiento de la planta productiva del país y su capacidad exportadora. Las ventajas se han documentado ampliamente en la prensa, pero se destaca también la ausencia de condiciones suficientes para lograr ese propósito.

Entre ellas se encuentran la inseguridad, infraestructuras obsoletas, vías de comunicación deficientes, agua insuficiente y déficit de energía en corredores industriales del bajío y norte del país; no pocas compañías extranjeras evalúan esas condiciones antes de arribar a suelo mexicano.

La intensidad del comercio intrafronterizo es posible gracias a la movilidad de mercancías que se trasladan en transporte terrestre. Sin embargo, las asociaciones de transportistas reclaman el estado en que se encuentran las vías y la lentitud en los trámites aduaneros en los cruces. Nuevos puentes fronterizos con sistemas modernos de escaneo y revisión de mercancías agilizarían y aumentarían el comercio común. Hace un mes el Presidente Biden anunció la apertura de 3 nuevos puentes fronterizos desde territorio texano.

Los polos de desarrollo industriales están definidos desde hace tiempo en el país. El Bajío y los estados ubicados a lo largo de la franja fronteriza se han afirmado en su perfil maquilador. Si partimos de esa realidad, se deben potenciar las regiones del país en función de su vocación territorial. Si el centro-norte es industrial, el sur-sureste es agrícola, minero y turístico gracias a la pujanza de esos sectores.

El TMEC ha cumplido cuatro años con resultados favorables. La coyuntura geopolítica ha sido benéfica para los intereses de México que se ha colocado como el gran suministrador del mercado estadunidense. Tan solo en mayo las ventas al país vecino crecieron 6.1% anual, registrando un récord histórico. Aunque el entorno exterior fue determinante en ello, más redituable será crear condiciones para potenciar el ritmo del sector exportador.

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