Comienza reclamadera por el nuevo teatro «Emilio Rabasa»

Al difundirse por redes sociales las fotografías del inmueble en las que se constata que la losa ha sido destruida casi en su totalidad, dejando al descubierto lo que correspondía al área del lobby y cafetería, la ciudadanía, y en especial la comunidad artística, acusa un atentado al recinto cultural: ¿rehabilitación, remodelación o qué?

Portavoz Staff

[dropcap]L[/dropcap]a comunidad artística de Tuxtla Gutiérrez ha mostrado su molestia respecto al tratamiento que ha recibido el Teatro de la Ciudad «Emilio Rabasa»; cuestionan que derribar la techumbre casi en su totalidad sea parte de las acciones de remodelación del recinto.
El inmueble, con un aforo de mil 186 personas, se construyó con el diseño y la supervisión del arquitecto Abraham Zabludowsky entre los años 1977 y 1982. Fue inaugurado el 20 de noviembre de 1982 con la obra «Los cuervos están de luto» de Hugo Argüelles, bajo la dirección de Gustavo Acuña.
De acuerdo con la información contenida en el Sistema de Información Cultural —compendio nacional—, cuenta con los servicios de taquilla, cabina, vestíbulo, galería, cafetería, rampas, estacionamiento, sanitarios, salidas de emergencia, luces generales de emergencia, pórtico, salón para fumadores, tres salas de calentamiento, una para ensayo de orquesta, el sótano, oficinas administrativas y la denominada casa de máquina (donde se encuentran las manejadoras y condensadoras).
En agosto de 2015, el gobierno del estado —mediante boletín— informó que se invertiría en total una suma de 24 millones para el rescate de este inmueble, en dos etapas.
«Velasco Coello señaló que a través del Consejo Estatal para las Culturas y las Artes (Coneculta), se gestionaron e invirtieron 8 millones de pesos del Presupuesto de Egresos de la Federación para la remodelación de la primera etapa de dicho recinto cultural».
Para la segunda, se invertiría un monto de 16 millones de pesos y arrancó en febrero de 2016, dio a conocer la Secretaría de Infraestructura y Comunicaciones.
A través de un comunicado, el titular de esa dependencia, Bayardo Robles Riqué, explicó que el trabajo consistiría en profundo mantenimiento y remodelación de las salas de uso común, «mejorando las condiciones generales del inmueble y respetando su creación original que destaca por su modernidad y acústica».
Asimismo, hizo hincapié en que en el edificio era evidente el deterioro en áreas específicas como el techo, los pisos de madera, el sistema de aire acondicionado, iluminación, baños y drenaje, particularmente en los sótanos.
Ese mismo año, el director general del Coneculta en Chiapas, Juan Carlos Cal y Mayor Franco, explicó que en la segunda parte se contempló el mejoramiento de la cristalería hallada en la entrada del «Emilio Rabasa», además de trabajos de mantenimiento como impermeabilización y habilitación de espacios que ya no se utilizaban debido a su mal estado.

Desaparece techumbre

El pasado fin de semana comenzaron a difundirse por medio de redes sociales las fotografías del Teatro de la Ciudad «Emilio Rabasa» en las que se aprecia que el techo ha sido destruido casi en su totalidad, dejando al descubierto lo que correspondía al área del lobby, cafetería y donde incluso se llegaron a montar exposiciones.
Asimismo, se desensamblaron los cristales que conformaban su característica fachada y una pared recubierta de madera, dejando a la intemperie las escaleras de acceso al piso superior del teatro y el sistema de ventilación

Polémica anterior

Ésta no es la primera vez que los trabajos efectuados en el Teatro de la Ciudad son cuestionados. Cuando Silvia Arely Díaz Santiago ocupaba la dirección de este recinto, en entrevista para un medio local (2015) afirmó haber gestionado 29 millones de pesos para la remodelación del inmueble que «estaba para llorar» puesto que el presupuesto de Coneculta era insuficiente.
Habló de que el esplendor de esta joya arquitectónica —de estilo Brutalista— había sido minado por plagas de murciélagos, ratones y termitas, además de los problemas en los sanitarios, el sótano (que se inunda en época de lluvias) y las remodelaciones fallidas.
Lo último, lo dijo en referencia al recubrimiento de pintura que en 2012 se le aplicó, lo que arruinó el plan arquitectónico original.
Atribuyó esta serie de menoscabos a la falta de mantenimiento y de presupuesto para llevarlo a cabo.

Su creador

Abraham Zabludovsky Kravenski, polaco nacionalizado mexicano, fue uno de los arquitectos más destacados del México contemporáneo; está considerado dentro de los 40 arquitectos más influyentes de los últimos 40 años. Es, además, la mente creadora detrás del Teatro de la Ciudad «Emilio Rabasa» y el Centro de Convenciones de Tuxtla Gutiérrez.
Entre 1945 y 1949 realizó sus estudios en la histórica sede de la Academia de San Carlos, perteneciente a la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM. Su obra se caracteriza por el uso de algunos elementos que han definido la arquitectura mexicana como el patio, los pórticos y el talud; éste último es una pieza presente en el «Emilio Rabasa».
En 1982 recibió el Premio Nacional de Ciencias y Artes en Bellas Artes, al cual le sucedieron una serie de galardones a nivel internacional. Falleció en 2003.
Para la concepción del recinto teatral en Chiapas, optó por el estilo brutalista. De acuerdo con varias páginas especializadas en arquitectura, éste persigue el funcionalismo y la eliminación de los convencionalismos y expresar los materiales en bruto; de ahí su nombre.
Esta tendencia arquitectónica tiene como principal característica su expresionismo, racionalidad y el uso del hormigón. Asimismo, presenta de formas geométricas angulosas, tiene texturas rugosas y también rústicas puesto que muestra todas las instalaciones auxiliares como tuberías de agua y los ductos de ventilación.
No todos los edificios brutalistas son hechos de hormigón, también pueden usarse materiales que tengan textura áspera y que se puedan apreciar los materiales estructurales desde el exterior, como el acero, el cristal, la piedra rústica y el ladrillo.

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