Compañeres, hablemos de lenguaje incluyente / Sandra de los Santos

Por medio de lenguaje nos comunicamos, nombramos, damos significado a lo que somos y pensamos. No solo es producto de la realidad de una época, sino que también sirve para cambiar imaginarios sociales y construir nuevas realidades

Sandra de los Santos / Aquínoticias 

«No soy tu compañera, soy tu compañere» le dice Andra a uno de sus compañeros de la clase en un vídeo que se hizo viral, y puso en la mesa de la discusión el tema del lenguaje inclusivo.

Ese día, contó el estudiante para el podcast «el café de la mañana», otra de sus compañeras le había estado «corrigiendo» el uso del lenguaje inclusivo, y había tenido una clase complicada por comentarios de un docente.

Andra, se identifica con el pronombre «él» y «elle», se autodefine como trigénero (son las personas que fluctúan entre el femenino, masculino o un tercer género que puede ser el nulo o una combinación de cualquiera de los tres). Al inicio de cada semestre comparte un vídeo con sus compañeras, compañeros y compañeres así como el personal docente sobre lenguaje inclusivo y cómo quiere ser nombrade. En el vídeo que se hizo viral se puede ver que en su rotulador también señala  los pronombres que desea que se dirijan a elle.

Los pronombres son las palabras que utilizamos para sustituir un nombre propio o un sustantivo. En el español se reconoce el pronombre ella para referirse al género femenino y el pronombre él para el masculino. Hay lenguas en las que existe un pronombre neutro.

La Real Academia de la Lengua Española, que ha sido multicitada en los últimos días a partir de que el tema se hizo público, no reconoce un tercer pronombre; pero hay muchas cosas que no hace este grupo colegiado. Su paso es lento y la realidad les desborda.

El argumento de la Real Academia de la Lengua Española es que su trabajo se limita a explicar cómo habla la mayoría de las personas. Pareciera que esta organización civil no tiene o no está consciente de toda la carga política del lenguaje.

Pero, hasta la RAE hace unos días ante una pregunta directa sobre cómo debe de ser nombrada una persona no binaria (que no se identifica con el género femenino o masculino) respondió que lo correcto era preguntarle cómo quería ser llamada.

Por medio del lenguaje nos comunicamos, nombramos, damos significado a lo que somos y pensamos. No solo es producto de la realidad de una época, sino que también sirve para cambiar imaginarios sociales y construir nuevas realidades. El lenguaje no es solo gramática, la conversación no está en ese lado, tiene una fuerte carga política, neurológica, ideológica y emocional.

Existimos personas que estamos en contra del sistema patriarcal y por lo tanto nos negamos a que el género masculino se utilice como universal porque eso nos deja fuera a las mujeres y a las personas no binarias. Pero, en tantos frentes que se tiene para acabar con la cultura patriarcal, hay quienes hemos decidido que el lenguaje no será nuestra batalla; pero hay quienes como Andra que están en ese frente, que han interiorizado esa lucha, y que saben de la importancia que tienen las palabras, que reconocen que el lenguaje sirve para construir los derechos, que por medio de la lengua es que se organizan las sociedades y también las estructuras de poder.

Cada vez que niegan la importancia del lenguaje incluyente dan argumentos para decir todo lo contrario. Y si no importa por qué les irrita tanto, por qué se enfadan demasiado, por qué no solo lo dejan pasar. Es porque sí importa.

Lograr comunicarnos en un lenguaje incluyente no es poca cosa. Es mucho más fácil hablar cuando no hay que considerar las diferencias, cuando tratamos como homogéneo a un grupo heterógeneo. Es cambiar nuestras estructuras mentales en formas que ni siquiera logramos entender del todo. Es más fácil para cualquiera cocinar lo mismo para todas, todos y todes, que hacer un platillo distinto, aunque sea lo necesario porque no somos iguales y no tenemos los mismos requerimientos.

El lenguaje como las sociedades es cambiante, las personas también lo somos, que algo haya sido siempre así no quiere decir que sea la única forma que exista o que sea la correcta. Las personas que trascienden son las que se suman a esos cambios y que entienden que hay diferentes formas de presentarse ante el mundo. Mi nombre es Sandra María de los Santos Chandomi y mi pronombre es ella.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *