Crisis de espacio público en Tapachula

El emblemático Parque Central ha experimentado una disminución en la afluencia de visitantes y consumidores, lo que ha afectado a los comerciantes locales. Algunos atribuyen esta situación a factores como el cambio en la dinámica social debido a la presencia de migrantes

Aquínoticias Staff

El parque central Miguel Hidalgo, un punto emblemático de la ciudad, se ha transformado en un campamento improvisado de migrantes, generando tensiones entre quienes buscan refugio y los comerciantes que ven una disminución significativa en sus ingresos. A pesar de los esfuerzos del personal de servicios públicos para mantener el orden en este espacio, la constante afluencia de migrantes ha complicado la situación, afectando de manera directa a quienes dependen de las ventas y los servicios en esta zona.

Roberto Alejandro García, representante de los empresarios del sendero peatonal, expresa que la situación ha impactado seriamente al sector comercial. Las ventas han caído alrededor de un 30 por ciento, lo que atribuye a la masiva presencia de migrantes que desmotiva tanto a los compradores locales como a los pocos visitantes guatemaltecos que solían frecuentar el área. Con la temporada alta de compras a la vuelta de la esquina, García teme que la situación no haga más que empeorar. La inseguridad percibida y el caos en el parque central han provocado que los compradores busquen otras zonas para realizar sus compras, alejando los ingresos de esta área crucial de la ciudad.

La situación también afecta a otros sectores. Aurelio González, representante de los lustradores de calzado que trabajan en la plaza, lamenta que sus ingresos hayan caído más del 60 por ciento debido a la insalubridad y el desorden en el parque. La actividad que antes les permitía mantener a sus familias se ha visto reducida de forma alarmante. González comenta que, en promedio, un lustrador podía atender hasta 30 clientes al día, cifra que ahora apenas alcanza entre 10 y 12, complicando la ya de por sí precaria economía de estos trabajadores.

La escena en el parque, descrita como un entorno de contaminación y malos olores, ha generado rechazo en la ciudadanía, que prefiere evitar la zona. El constante uso de jardineras, bancas y quioscos por parte de los migrantes no solo afecta la imagen del parque, sino también el flujo habitual de personas que dependían de este espacio para sus actividades diarias y comerciales. Esta situación plantea una disyuntiva compleja para las autoridades locales, quienes deben equilibrar el derecho de los migrantes a refugiarse en un entorno seguro con la necesidad de mantener un ambiente favorable para los comerciantes y trabajadores de la zona.

La situación en el parque central Miguel Hidalgo es un reflejo de las tensiones más amplias que genera la migración en áreas públicas y comerciales, afectando tanto a las personas que buscan refugio como a quienes viven de los ingresos que dependen de la actividad en estos espacios.

Con información de Diario del Sur

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