El sábado se cumplen 10 meses de que iniciara la Jornada de Sana Distancia. Hasta el momento se han registrado más de 1.6 millones de contagios de COVID en el país y en los últimos 7 días hemos visto cifras alarmantes. La situación no es sencilla, y aunque las medidas implementadas procuran cuidar la salud de la población, además de la enfermedad y la pérdida que enfrentan algunas familias, otras batallas de supervivencia están reclamando el espacio público.
Con un tercio de los estados en semáforo rojo y en plena segunda ola de contagios en México, el aislamiento ha puesto en crisis al sector de servicios de alojamiento temporal y de preparación de alimentos y bebidas. La semana pasada variedad de propietarios y trabajadores de negocios restauranteros se manifestaron en la capital con cazuelas tras la consigna «Abrimos o Morimos», con lo que consiguieron que se aprobara en la zona metropolitana la apertura de establecimientos de este rubro haciendo uso de medidas especiales como mesas al aire libre y horarios restringidos. Pero esta situación no es exclusiva de México.
Crisis restauranteras ocurren y continuarán en el mundo. En algunas partes de España los restauranteros dejaron platos vacíos cerca del Palacio de Gobierno como protesta. Europa atraviesa su tercera ola de contagios y también se encuentra en alerta y con rígidas medidas de distanciamiento. Por ello cobra relevancia revisar las medidas que se han aplicado para atender la crisis del sector en otros países. Por ejemplo: Canadá ha asignado reembolsos temporales de impuestos para ayudar a paliar los efectos de la crisis en estos negocios. Por otra parte, España promueve la hasta 50% de descuento en rentas de locales, así como facilidades para acceder a préstamos específicos para pymes. Como dicen por ahí, nadie llego a esta pandemia con un manual y solo el tiempo nos dirá lo que funciona y lo que no.
Quizá vale la pena considerar otra interpretación, sin ánimo de ser fatalista, esto podría ser la punta del iceberg. La realidad es que las actividades económicas relacionadas con los servicios, que en México de acuerdo con el INEGI en 2019 representaban 40% del mercado laboral del país y 39% de unidades económicas (solo por debajo del comercio), en el 2020 cuentan una historia muy diferente con caídas alrededor del 60% entre abril y julio. Los servicios recreativos y culturales, educativos, corporativos y profesionales también acarrean su dosis de pérdidas y quizá sean los siguientes.
Mientras en la CDMX se vislumbra una política al respecto, plantear medidas federales para respaldar estas actividades altamente generadoras de empleo, incluyendo incentivos fiscales y estímulos económicos estratégicos es asunto de primer orden económico.