Crnica de siete horas sin Facebook, IG y WhatsApp

Se caen dos de las redes sociales más populares así como la aplicación de mensajería más usada, y se regresa a los mensajes y las llamadas de celular

Sandra de los Santos / Aquínoticias

7:30 am. Los días lunes no tendría por qué levantarme temprano (para mí las 7:30 de la mañana es casi de madrugada) porque no doy clases; pero este día dejé mi alarma a las 7:30 porque tenía varios pendientes.

Regularmente, lo primero que hago al despertarme es revisar las primeras planas de los periódicos nacionales, revisar algunos portales de noticias, y dependiendo lo que tenga que hacer en el día, esa actividad me puede llevar 15 minutos o cuatro horas así de «random» es mi horario.

Empecé a sacar mis pendientes y hablar por whatsapp con un par de personas sobre los quehaceres de la jornada y las noticias en los medios. Todo normal.

10:39 am. Me gusta decir que si no me dedicara a los medios de comunicación no tendría redes sociales, aunque no sé qué tan cierto sea. No pretendo dejar el oficio y descubrirlo.

Quería subir un post en Facebook y nada, me fui al whatsapp y vi que el mensaje que le había escrito a una de mis compañeras reporteras no había salido. Apagué y encendí mi teléfono, lo cambie a los datos, y nada. Empecé a despotricar mentalmente contra Megacable mientras encendía y apagaba el módem, pero caí en cuenta que en la computadora tenía internet y navegaba sin problemas en otras páginas. «Interesante, Zuckerberg» pensé.

Hablé por teléfono con mi hermana y una amiga para verificar que se trataba de una caída de las redes y el whatsapp, y no algo que solo me pasaba a mí…últimamente siento que mi teléfono huele mi desesperación y me hace malas jugadas.

11: 14 am. Regresé a mis pendientes y avancé sin distracciones. Aunque mientras hacía mi trabajo (un texto que necesitaba terminar y unos papeles que debía de enviar antes de la 1:00 de la tarde) de manera instintiva abría el whatsapp o el Facebook.

Mis tareas del día me implicaban hablar con otras personas con quienes regularmente me comunicó por whatsapp. Me parece invasivo que una persona hablé por teléfono a otra si no es para decirle algo urgente, soy de las que manda mensajes de texto para consultar si es prudente marcarles, o simplemente, toda mi comunicación es por mensajes salvo que acordemos lo contrario así que me hacía ruido marcarles directamente a esas personas; pero pensé que la ocasión lo ameritaba, que el contexto podía catalogarse como urgente y bien podía hacer un lado mis propias reglas de urbanidad.

Me puse hablar por teléfono con quien tenía que hacerlo, y recordé por qué prefiero textear, me tardó más cuando se trata de una llamada.

1:12 pm. Había terminado mis pendientes más urgentes y necesitaba hablar con algunas personas así que me fui a Telegram. Tuve que descargar la aplicación porque no lo había hecho en este equipo. Recordé también que existe «twitter», regresé a esa red social después de meses. Mi principal motivación fue ver los memes que debían de haber sobre la situación. No me decepcionaron.

Poco a poco fui encontrando a las personas con las que hablo de manera habitual, era como quien se encuentra en una playa después del naufragio y ve que varias personas sobrevivieron y ya están viviendo en otra parte. Sí, sí, exagero.

Telegram estuvo muy lento, al menos para mí…supongo que le caímos como invasión de un momento a otro.

2:20 pm. Estuve leyendo noticias sobre la caída de las redes sociales, sobre cómo instagram está afectando a la adolescencia, también leía comentarios acerca de que sin las redes sociales se estaba mejor y que podíamos «descubrir» otras formas de comunicarnos y estar en el mundo.

Soy de las que piensa que las redes sociales en línea por sí solas no son negativas o que estén acabando con una generación o algo así, considero que la situación es más compleja, que no podemos analizar el asunto de manera aislada, y que los medios por los cuales nos comunicamos debemos de verlos con ojos críticos.

Estoy segura que a partir de lo sucedido hoy, habrá un montón de análisis, comentarios y hasta tesis. Habría que poner atención en ellas y reflexionar sobre este tema. En este tiempo y con estas herramientas nos tocó vivir.

3: 45 pm Hace poco más de dos años en un curso sobre ciberseguridad, las talleristas nos propusieron una actividad en la cual escribímos en papel bond nuestros máximos miedos con la tecnología. Solo puse una: «el apocalipsis zombie cibernético». Cuando nos tocó explicar lo que habíamos puesto, la mayoría de quienes tomaban el curso se rieron de mi comentario. Estoy segura que hoy más de una me recordó.

Les dije que temía que todas las aplicaciones se cayeran, las bases de datos, el internet, todo, no que agarrara vida propia tipo «yo soy robot»; pero que todo dejara de funcionar como lo conocemos.

No me mal interpreten, no crean que pienso que las redes sociales que se cayeron hoy y whatsapp son el principio o el fin del orden social, hay otras redes, otras aplicaciones de mensajería y otras formas de comunicarnos. Decía mi padre: «a todo se acostumbra uno menos a no comer». Ya nos habríamos de acomodar en otra parte.

Pensé que la caída de las redes sería cosa de una hora a lo mucho, pero para las 3:45 de la tarde ya estaba pensando en cómo reorganizar mis actividades sin la necesidad de esas redes y el whatsapp.

Pensé cómo un 19 de marzo, en medio de risas y anuncios apocalípticos, nos despedimos con mis estudiantes de las clases presenciales pensando que sería cosa de un par de semanas o meses, y ya llevamos año y medio sin terminar de regresar a la escuela de manera física. Así que digamos que no me sorprendería tanto que otra cosa sucediera.

4:13 pm Tengo un amigo muy querido que estoy segura que hoy destapó una botella de vino mientras sintonizaba su radio de onda corta y veía el mundo arder. Con él es la persona que más he conversado sobre redes sociales, aplicaciones en línea y seguridad digital.

Durante mucho tiempo me compartió libros, documentales y el material más diverso sobre esos temas, todos ellos tenían la premisa que las redes eran el nuevo opio del pueblo.

Debido a su constante escrutinio era mucho más cuidadosa con toda lo que compartía en redes, mi equipo de cómputo; pero creo que se cansó de vigilarme y ahora muy pocas veces me recuerda el tema. No soy una total negligente, pero debo de reconocer que me descubro teniendo errores de seguridad digital. Tengo que ser más consciente y trabajar en ello.

4:58 pm. Pude resolver mis tareas cotidianas con el correo electrónico, la lentitud de telegram, mensajes de celular y llamadas telefónicas. Eso de diversificar los medios por los que nos comunicamos tiene sus ventajas. Tampoco es que nos hayamos quedado varados en una isla desierta.

Creo que no nos hubiera apremiado tanto la situación si no estuviéramos en pandemia. Hay muchas cosas que resolvemos en línea y utilizando las aplicaciones que dejaron de funcionar.

Pienso que hoy di más vueltas para solucionar un par de cosas, pero nada del otro mundo.

5:35 pm Mi celular me notificó que tenía varios mensajes en whatsapp…Regresó. También Facebook e Instagram. Seguí con mi cotidianidad. Al final del día solo fueron siete horas sin las redes por las que más me comunico y la aplicación de mensajería que más uso.

 

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