Las delegaciones de 31 Estados miembros de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) que participaron en la Conferencia regional sobre la Mujer celebrada la semana pasada, aprobaron el Compromiso de Tlatelolco,la declaratoria final de 80 puntos que busca acelerar el logro de la igualdad sustantiva y perfilar la sociedad del cuidado del siglo XXI.
Este encuentro se ha consolidado como el principal foro intergubernamental de debate y propuestas sobre los derechos de las mujeres a escala intercontinental. Los acuerdos adoptados en cada uno de ellos han nutrido la Agenda Regional de Género que guía las políticas públicas de los países para lograr la igualdad en la ley y en los hechos y la autonomía de las mujeres.
El Compromiso de Tlatelolco representa un punto de inflexión en la larga historia de las Conferencias regionales que cumplen 48 años desde la primera celebrada en La Habana. Plantea como nuevo paradigma a la sociedad del cuidado y propone medidas para superar la división sexual del trabajo y transitar hacia una justa organización social de los cuidados.
El documento es profundo, ambicioso y progresista. Reconoce los cuidados como una necesidad a lo largo del ciclo de la vida, el derecho al cuidado como un derecho humano, como bien público, como un trabajo y un sector dinamizador de la economía. Pide a los Estados adoptar marcos normativos, políticas y programas de cuidado que respeten y protejan los derechos de quienes reciben y proveen cuidados de forma remunerada y no remunerada.
De acuerdo con la definición más aceptada en la academia, los cuidados tienen que ver con la preocupación por las otras personas y con hacerse cargo de su bienestar. Su relevancia deriva de la división sexual del trabajo y el sistema patriarcal que ha asignado a las mujeres esta responsabilidad que nos corresponde a todas y todos.
Según ONU Mujeres, las niñas y mujeres de América Latina dedican hasta tres veces más horas que los hombres al trabajo de cuidados no remunerado (cocinar, cuidar infancias, dar apoyo a personas enfermas y mayores). Señala que invertir en los cuidados no solo alivia su carga, sino que también libera el potencial de sociedades enteras.
Los resolutivos de la Conferencia regional proponen incrementar el financiamiento para abordar las desigualdades de género, proporcionar los recursos financieros para el diseño de políticas de igualdad sustantiva y sistemas integrales de cuidados e impulsar sistemas financieros que contemplen la educación financiera y el acceso equitativo de las mujeres con menores recursos a servicios y productos de ahorro y crédito.
En México según el Inegi, 32 millones de personas brindaron cuidados a integrantes de su hogar durante 2022; de esa población 75% correspondió a mujeres. El valor económico del trabajo no remunerado equivale al 26.3% del PIB total de la economía. En Colombia y Chile se estima que el trabajo de cuidados contribuye con el 19.6% y el 25.6% del PIB nacional, respectivamente.
Los países decidieron que la reunión se denomine a partir de ahora Conferencia Regional sobre las Mujeres de ALC, así como establecer una década de acción (2025-2035) para implementar mecanismos de seguimiento con perspectiva de género, alcanzar los objetivos propuestos y hacer realidad la nueva visión estratégica de la sociedad de cuidados.
Todas y todos debemos impulsar esta gran tarea.