Confiamos en el INE desde hace 30 años. ¿Es necesario duplicar el gasto en identidad? La CURP biométrica plantea más dudas que soluciones
AquíNoticias Staff
¿Para qué dos identificaciones oficiales si una ya cumple el objetivo?
Esa es la pregunta que resurge tras la aprobación legal de la CURP biométrica obligatoria, justo cuando el Instituto Nacional Electoral (INE) ha construido en casi tres décadas la base de datos más confiable del país, con información de 99.6 millones de mexicanos y una credencial que es aceptada como identificación oficial en casi todos los trámites públicos y privados.
El costo no es menor. Desde 1998, el INE ha destinado más de 72 mil millones de pesos a la producción de su credencial y a la seguridad del padrón electoral. Hoy en día, el 33% del presupuesto anual del Instituto se va en esa tarea. ¿Tiene sentido repetir el gasto?
Mientras la nueva CURP pretende integrar huellas, fotografía y será obligatoria, el INE ya emite 15 millones de credenciales al año, en una red consolidada de 842 módulos, con una tarjeta infalsificable que contiene hasta 40 elementos de seguridad… incluyendo la propia CURP.
Entonces, ¿por qué insistir en una nueva credencial?
Para ex consejeros como Marco Baños, el riesgo no sólo es presupuestal. Es también político y electoral: “Si la gente ya tiene una CURP oficial, ¿para qué va a ir al módulo a tramitar la credencial del INE? Eso impactará el padrón y la participación ciudadana.”
A esto se suman las alarmas por el manejo de datos biométricos, pues las reformas permiten interconectar bases de datos públicas y privadas, lo que abre la puerta al uso discrecional de información sensible por parte del gobierno. “Tú entregas tus datos en el INE con confianza. Eso no es sencillo de replicar”, recuerda Edmundo Jacobo, exsecretario del Instituto.
Desde esa lógica, diversos especialistas y consejeros han propuesto aprovechar la infraestructura ya existente del INE y extender su función como fuente oficial de identidad para toda la población, incluyendo niñas, niños y adolescentes.
“Si el INE ya tiene ese reconocimiento social, pues que se use también para registrar a los menores de edad”, plantea Jacobo.
Esto no solo fortalecería la identidad única nacional, sino que evitaría duplicidades, reduciría costos y garantizaría mayor confiabilidad ciudadana.
Arturo Castillo, consejero electoral, lanza una alerta conceptual: “Si la CURP será la fuente única de identidad, ¿entonces ya no podré votar con mi credencial del INE? ¿Ni viajar con mi pasaporte? Hay muchas preguntas sin responder.”
Más que una mejora tecnológica, la nueva CURP parece una decisión política, con efectos en la seguridad, la privacidad, la participación ciudadana y el gasto público.
Para Uuc-Kib Espadas, lo que hace falta no es cautela, sino una discusión pública nacional sobre identidad, derechos y democracia. Porque, al final, no se trata solo de una credencial, sino de confianza en el Estado.