Tras un episodio difícil en su vida y no rendirse, la licenciada en Relaciones Internacionales escaló tanto, hasta el punto de lograr ayudar a otras mujeres a creer en sí mismas y obtener empoderamiento económico
Lucero Natarén / Aquínoticias
Cristina Danae Zepeda Maza, licenciada en Relaciones Internacionales con especialidad en Marketing y Responsabilidad Social, hija de una madre soltera, descrita por sí misma como una persona acelerada, amante de los perros y parte de la comunidad LGBT+, ha emprendido un camino plagado de retos y aprendizajes hasta convertirse en una galardonada del Premio Municipal de la Juventud 2020.
Una de las primeras lecciones que obtuvo ocurrió en 2015, cuando le diagnosticaron un problema de salud. «Me di cuenta que no tenía prestaciones, me tenían que operar y no tenía dinero». Un préstamo fue su opción, pero pagarlo significaría muchos años, principalmente por la brecha salarial de género en México, en estas circunstancias obvió que necesitaba otras fuentes de ingresos. «El emprendimiento en México no es planeado, siempre es por una necesidad».
«La realidad es que emprender es un desgaste continuo. Hemos romantizado el tema del emprendimiento, eso de ser tu propio jefe. En realidad, es más complicado de lo que parece. Perder dinero, no tener mucho dinero, resignarte a que algunas veces no te podrás levantar, ha sido un camino de aprendizaje, pero al final el principal obstáculo que he tenido es ser mujer, pero también la mayor virtud, porque en esas circunstancias he podido ayudar a otras mujeres y abrir camino».
Un día mientras estaba en ese dilema, amigos a quienes siempre ayudaba a buscar vuelos, le sugirieron cobrar por sus servicios, tras seguir el consejo, puso manos a la obra e investigó qué necesitaba para poner su agencia de viajes. «Los trámites eran sencillos, pero no tenía dinero para poner un negocio, así que inicié en redes sociales, pese a que en ese tiempo aún no tenían la popularidad de la que ahora gozan».
Tras dos años de trabajo, surge un proyecto de emprendimiento para mujeres a través de talleres, pero no fue sino hasta 2018, cuando se formaliza y surge Comuna, estrategias de negocios. «Comencé a darme cuenta que el 80 por ciento de mis estudiantes eran mujeres, quienes se habían divorciado, que habían sido víctimas de violencia o que simplemente no había tenido acceso a la educación. El autoempleo o el microemprendimiento eran la forma en que ellas podrían salir».
Comuna nace como una empresa social que busca reducir las brechas de desigualdad en las mujeres que emprenden, con las peculiaridades de contar con mujeres como capacitadoras y cursos a menores costos de los que se encuentran en el mercado, teniendo incluso talleres gratuitos, auspiciados por sector privado.
«El emprendimiento ha sido el pretexto para crear redes de sororidad que ayuden a las mujeres a salir de situaciones de violencia. Creemos que la situación económica es muy importante, pero el hecho de estar con otras mujeres, permite que ellas tomen esa fuerza, ese valor, ese apoyo para que ellas puedan tomar las riendas de su propia vida».
Ese mismo año, hubo un reconocimiento de su labor con las mujeres por parte de la microfinanciera Avanza Sólido. «Me invitaron a participar por el tema de Comuna. Al ver que yo estoy dando capacitaciones, ven en mí a alguien que les puede ayudar. En Avanza Sólido, ya como directora en gestión de desarrollo social, ha mantenido un trabajo mayormente en las comunidades rurales, abriendo oportunidades para las mujeres, «porque, además, sus problemas son totalmente diferentes a las mujeres de las zonas urbanas».
Además de la capacitación, Zepeda Maza contribuyó recientemente a llevar 2 mil despensas a comunidades de Chiapas, beneficiando principalmente a mujeres a través de Pacto de la Empatía, proyecto perteneciente a Techo México e impulsado por American Power, en colaboración con Avanza Sólido.
Para 2021, como socia fundadora visiona el crecimiento de Comuna, cediendo el espacio para que otras mujeres queden al frente de los proyectos, los cuales tendrán cuatro vertientes: capacitaciones, un seminario de estrategias digitales, impulsado junto a la Secretaría de Economía y la Secretaría de la Igualdad; un bloque de capacitaciones enfocadas a la comercialización, formación que permite ingresar al «circulo de comercialización de Comuna»; y «Emprende como niña», el cual busca disminuir el embarazo adolescente a partir de las habilidades económicas en las mujeres, dirigido a mujeres de 12 a 17 años.
Dentro de sus sueños, dijo Danae Maza, abrir una preparatoria y una universidad para mujeres, «que pueda brindar la oportunidad de educación, adaptada a las necesidades de las mujeres de hoy en día, con accesibilidad de horario y a muy bajo costo».
Su determinación rindió frutos hasta convertirla en acreedora del Premio Municipal de la Juventud en la categoría de Emprendimiento, -mismo que sólo tuvo tres mujeres galardonadas-.
«Esta presea llegó en el momento que empezaba a rendirme, pues como proyecto, Comuna no había sido muy rentable, pero alguien cercano me hizo entender que no evaluarían la empresa, sino el tema del emprendimiento, y ahí está el valor de Comuna. Este ejercicio, me hizo darme cuenta que había hecho muchas cosas importantes para mí misma y para otras mujeres y que debería seguir haciéndolo».
Todo lo anterior, comentó, fue impulsado por dos fuentes de inspiración: su madre y su abuela, quienes, a decir de ella, le mostraron su valía y que a «este mundo se viene a servir y no a servirse». También quienes le rodean le han dado grandes lecciones, como el hacerle notar de sus «privilegios».
«Cuando inicié en mis proyectos no contaba con dinero en efectivo, pero sí tenía crédito, lo cual era un diferencial para poder emprender, ya que hoy en día, muchas mujeres no tienen acceso a la banca. También, cuando «salí del closet» no me enfrenté a la discriminación, pero no ocurre en todos los casos. Con lo poco o mucho que tengas para contrarrestar las brechas y brindarle esos privilegios a alguien más, al final es lo que también me sigue inspirando».
Como mujer y emprendedora brinda una importante reflexión: la única forma de garantizar los derechos de las mujeres es lograr que estas tengan autonomía económica. «La violencia, en su mayoría, les llega a las personas que no tienen un acceso a una independencia económica. Uno de los puntos para erradicar la violencia es que las mujeres tengan dinero en sus bolsas para poder salir de estos círculos».