Tres amigos reunieron lo de su beca «Benito Juárez» para iniciar un negocio propio y no sólo multiplicarlo, sino también ayudar a la economía familiar
Sandra de los Santos / Aquínoticias
Ni uno de los tres rebasa los 18 años y ya su negocio en dos meses pudo darle una fuente de trabajo a una persona más. Pedro Pablo Cortez Palacios, Ángel Eduardo Santiago y Eddi Alejandro Salazar, los dos primeros de 17 años y el tercero de 18, juntaron los recursos de su beca «Benito Juárez», que se otorga con recursos públicos federales, para montar un negocio de hot dog y hamburguesas.
Su historia se hizo viral hace unas semanas lo cual les ha ayudado para que todas las noches, excepto los lunes que descansan, tengan clientela. Además de que las hamburguesas se dejan querer bien.
Los tres amigos se conocen desde la secundaria. Estuvieron en la Escuela Secundaria Técnica (ESTI) número 65 y después todos se fueron a la preparatoria del estado número dos en Tuxtla Gutiérrez, en donde actualmente cursan el sexto semestre. Cuando empezaron a recibir el recurso de la beca, mil 600 pesos bimestrales, decidieron invertir el dinero en un negocio. Juntaron entre los tres lo de dos entregas para poder comprar los insumos necesarios para el oficio.
El trabajo no es cosa nueva para ellos, aunque, de manera informal cada uno ya había tenido algún tipo de experiencia laborando ya sea como mesero, ayudante de mecánico, botarga o lo que fuera saliendo y les permitiera tener algún recurso para ayudar a la economía familiar.
«Queríamos invertir lo de la beca y aprovechar las vacaciones para hacer algo, así que decidimos hacer esto además porque contamos con el apoyo de nuestros padres. Ellos nos han ayudado mucho» contó Ángel Eduardo. De hamburguesas no sabían mucho, salvo que los tres tenían un buen paladar para degustarlas. Pero, aprender no fue problema. Han logrado ir perfeccionando su propia receta.
Cuando vieron que el negocio iba resultando decidieron contratar a otra persona porque saben que será difícil seguir con el mismo ritmo estando en clases, además, que tienen que prepararse para el ingreso a la universidad.
El día que realizamos la entrevista también llegaron amigos suyos a cenar. Mientras hacían las hamburguesas y mesereaban (se turnan para hacer cada cosa) platicaban con sus compañeros, se reían, bromeaban. Aunque a la hora de cobrar a las y los clientes o hablar de su negocio se ponían serios.
El puesto de hamburguesas y hot dog se llama «la sexta» así lo dice el uniforme que usan los tres jóvenes. El nombre obedece a que el local se encuentra ubicado en la sexta oriente sur de la Ampliación Terán en Tuxtla Gutiérrez, a una cuadra de la clínica Malibú. Abren de 6:30 de la tarde a 11:00 de la noche.
Los tres coinciden en que la situación económica es difícil para cualquier familia que tenga hijos estudiando, que también para las y los jóvenes es complicado encontrar empleo y tener un sustento propio no precarizado por ello también es que decidieron invertir lo que tenían, pensando en que pronto ingresarán a la universidad.
Ellos no creen que todas las personas que reciben la beca deberían de poner negocios ni pretenden dar lecciones sobre ese tema, cada uno sabrá qué hacer, consideran que se vale que lo gasten en zapatos, ropa o ir al cine porque también las y los jóvenes necesitan de eso y a veces el dinero se va en lo más básico y ya no alcanza para otra cosa.
Los tres amigos quieren seguir con su emprendimiento, pero están claros que su prioridad está en su escuela, que en la medida que vayan teniendo la oportunidad de compaginar ambas cosas podrán seguir en el oficio. A veces las y los jóvenes lo que necesitan es una oportunidad, una red de apoyo que los impulse, confianza de que no se trata de que sean el futuro de un país, sino de que tengan un presente que les permita desarrollarse en toda su potencialidad.
