De cara a las elecciones, «gobierno de coalicin» suena a pacto politico

Con la propuesta de reforma a la Constitución de Chiapas, el PVEM estaría evitando la conformación de un bloque opositor de partidos que pusiera en riesgo su permanencia

Rodrigo Ramón Aquino / Portavoz

[dropcap]C[/dropcap]oincidentemente, el gobierno poblano de Rafael Moreno Valle (PAN) y el chiapaneco de Manuel Velasco Coello (PVEM) impulsan sendas reformas a su Constitución local para dar paso al Gobierno de Coalición, una figura que en democracias fortalecidas busca apuntalar la gobernabilidad y la representación, pero de cara a un proceso electoral sucesorio, como el que ambas entidades vivirán en 2018, el riesgo de ser utilizada para inhibir la conformación de un bloque de partidos de oposición que ponga en riesgo la retención del poder, es latente.
Si bien la más reciente reforma político-electoral, publicada en el Diario Oficial el 10 de febrero de 2014, faculta al Presidente de la República para formar un gobierno de coalición con cualquiera de los partidos políticos representados en el Congreso de la Unión, la discusión de su viabilidad en los estados federados no se ha dado. De ahí la sorpresa que, prácticamente de la nada, el presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado y también presidente estatal del PVEM en Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, haga el anuncio con una foto en donde se le ve abrazar a la dirigente estatal del PAN, Janette Ovando Reazola, y al del PRD, César Espinosa Morales.
Pero más allá de los rápidos señalamientos de sumisión y entreguismo al partido en el poder que derivaron de la imagen sistemáticamente difundida, la opinión pública casi no ha reparado en el tema, no obstante, las implicaciones que la aprobación de esta reforma pudieran tener en el equilibrio democrático. Luego de leer en la Revista Nexos el artículo «Once argumentos para dudar de los gobiernos de coalición», del investigador y politólogo César Morales Oyarvide, le planteo lo siguiente:
Aunque en teoría (la teoría siempre es positiva), un gobierno de coalición contempla un pacto político previo a la conformación del nuevo gabinete y la nueva legislatura, que incluiría a los miembros coaligados tanto en la conformación de las estructuras como en la toma de decisiones, también podría convertirse en un instrumento de retención del poder por parte del partido en el gobierno.
«Siempre que un gobierno (o una mayoría) fracasa, existe la posibilidad de una alternancia protagonizada por la oposición. Pues bien, en un escenario de gobierno de coalición, la salida de una crisis causada por la inoperancia de dicho gobierno se vuelve complicada, ya que la posibilidad de alternativa de difumina, dada la propia naturaleza del gobierno de coalición que agruparía a varios partidos», sostiene Oyarvide.
¿Cómo explicar esto de manera más simple? Veamos: Si el Partido Verde empieza –como parece que ya empezó– a ofrecer cuotas de poder, tanto en los escaños del próximo legislativo como en la conformación del nuevo gabinete, a partidos pequeños y/o de oposición (como el PAN y el PRD), se podría estar inhibiendo la consolidación de un bloque opositor que represente la posibilidad de alternancia ante la crisis inoperante del actual gobierno. En otras palabras, buscan poder quedarse aunque pierdan.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *