De la escasez al reparto: las Rutas de la Salud contra el fantasma del desabasto

Las Rutas de la Salud buscan cerrar la herida del desabasto: 15 millones de medicinas en primera semana, incluidos oncológicos, en 23 estados con IMSS Bienestar

AquíNoticias Staff

Durante años, el sector salud cargó con una herida abierta: el desabasto de medicamentos, sobre todo oncológicos, que dejó a miles de familias en la incertidumbre y al gobierno bajo la crítica constante. Padres y madres tuvieron que alzar la voz para conseguir tratamientos; hospitales reportaron estantes vacíos y médicos, impotencia. El recuerdo sigue fresco.

Por eso, el anuncio de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo con las Rutas de la Salud no es menor: un mecanismo que promete poner fin a esa pesadilla. En su primera semana se entregarán 15 millones de piezas de 147 tipos de medicamentos para las más de 8 mil unidades del IMSS Bienestar en 23 estados. Y, en un gesto político claro, Sheinbaum aclaró: “Los oncológicos ya tuvieron su distribución la semana pasada.” Un mensaje directo a quienes dudan de la capacidad del sistema.

El reto no es solo logístico, sino de credibilidad. El gobierno pone sobre la mesa mil seis rutas de reparto, kits médicos y la operación de Birmex como respaldo logístico. Pero la ciudadanía recordará siempre que la batalla por los oncológicos fue larga y dolorosa: no bastará con la foto de los camiones, habrá que demostrar constancia y eficacia.

Al mismo tiempo, el sector avanza en frentes que parecen números grandes pero todavía frágiles: 29.8 millones de consultas de primer nivel, casi medio millón de cirugías, un nuevo hospital en Oaxaca y programas de laboratorio en clínicas locales. Todo suena ambicioso, aunque la gente sigue preguntando lo mismo de siempre: ¿y los medicamentos estarán cuando los necesite?

El sector salud carga con su pasado reciente y con su presente político. Las Rutas de la Salud son la respuesta del gobierno a esa desconfianza. Un intento por cambiar la narrativa: del desabasto a la cobertura. Falta que, en los hechos, las medicinas lleguen a tiempo, al lugar correcto y, sobre todo, al paciente que las necesita. Porque ahí se juega la legitimidad de todo el sistema.

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