Esta fotografía la eligieron las y los compañeros de la brigada de la colección del Museo de la Ciudad de Tuxtla Gutiérrez para una exposición (que esperamos pronto vea la luz). Cuando nos compartieron la imagen y la dedicatoria, entendí por qué les había llamado la atención.
La foto es de 1916 (hace más de un siglo) y está muy bien cuidada. El retrato parece de estudio, hecho en una de esas casas fotográficas que se expandían en ciudades como Tuxtla o San Cristóbal en las primeras décadas del siglo XX. El hombre (posiblemente el hijo) posa de pie, con una actitud solemne; la mujer (la madre) está sentada, vestida con una blusa tradicional zoque de Tuxtla. Ninguno de los dos sonríe; ambos miran serios a la cámara.
La dedicatoria es profundamente conmovedora:
“Dedico esta fotografía a mi queridísima hija Jesús Moreno (pienso que quizá sea Jesusa, pero la ‘a’ se la este comiendo el marco) como último recuerdo de amor maternal. Tuxtla Gutiérrez, 4 de septiembre de 1916. Crisófora Moreno.”
Ese “último recuerdo de amor maternal”… ¡asú! esa frase se presta para muchas lecturas. Sugiere una despedida definitiva (posible enfermedad, migración o una muerte inminente) y está escrita con una caligrafía cuidada, propia de una mujer alfabetizada en un contexto donde eso no era lo común. Imagínense era 1916: todavía no teníamos derecho al voto las mujeres (en la entidad se reconoció antes que en el país: 1925). Menos que fuera común ir a la escuela.
Otra cosa que me llama la atención: madre e hija usan el mismo apellido, Moreno, lo que me hace pensar que es el apellido de la madre y no, necesariamente, del padre.
La brigada de la colección del Museo está revisando todas las fichas de registro y reportando el estado del acervo tras cinco años de cierre. No le cuenten a nadie, pero es mi brigada favorita: son súper comprometid@s y metid@s en su trabajo (y cómo no… si yo estuviera ahí, por supuesto que me clavaría con todo lo que fuera encontrando).
Cuando me llaman por donaciones, siempre pienso en ell@s: mis chul@s necesitan guantes de nitrilo, cajas, mascarillas K95, cartón sin estampado y papel para envolver. Se supone que cada brigada buscaría sus propios recursos, pero siento que a esta la tenemos que abrazar tod@s. Me parece una grosería pedirles que consigan paga cuando su trabajo es tan poético, tan necesario y tan buena ondita (digo…el de todas las brigadas, pero miren qué bellezas andan cuidando esta bandita). Así que vine a hacer el trabajo sucio: buscar recursos para que ell@s sigan cuidando la historia de la cotidianidad, resguardando objetos que nos ayudan a imaginar y a conocer.
Así que, porfitas, cáiganse con los guantes de nitrilo y lo demás que se necesita. Jeje.
 
 







