Deportaciones: 4.9 millones de mexicanos en riesgo

Las implicaciones del éxodo Trump no solo afectarían a las familias migrantes, sino también a la economía estadounidense y a las comunidades de origen en México. ¿Estados Unidos está dispuesto a asumir el costo de prescindir de su principal fuerza laboral?

Aquínoticias Staff

La llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos ha encendido alarmas entre la comunidad migrante mexicana. Según El Colegio de la Frontera Norte (Colef), casi 5 millones de mexicanos están en riesgo de ser deportados por su situación migratoria irregular. Aunque la mayoría vive en Texas, California e Illinois, esta problemática abarca todo el país.

El impacto de estas deportaciones no se limitaría a los migrantes. Las comunidades de origen en México, como Veracruz, Michoacán y Oaxaca, sufrirían un fuerte golpe económico y social, ya que gran parte de su población depende de las remesas enviadas desde el extranjero.

El 65% de los mexicanos en riesgo lleva más de una década viviendo en Estados Unidos. Muchos han formado hogares, tienen hijos nacidos en ese país y consideran a Estados Unidos su hogar. Sin embargo, la deportación masiva podría generar escenarios desgarradores:

  • Separación de familias mixtas, con menores estadounidenses alejados de sus padres.
  • Deportaciones de familias enteras que ya no tienen lazos fuertes con México.

“El mayor impacto será humano”, señala el Colef. La incertidumbre no solo afecta a los migrantes, sino también a los 9.6 millones de hogares donde residen, de los cuales 3.4 millones enfrentan un riesgo directo.

Más allá de las implicaciones sociales, una deportación masiva representaría un golpe considerable para la economía estadounidense. El 72% de los migrantes mexicanos no autorizados forma parte de la fuerza laboral, con alta participación en sectores como la construcción (15%) y servicios esenciales.

Estos sectores, fundamentales para el funcionamiento diario del país, sufrirían pérdidas significativas si se implementan políticas de deportación. La pregunta clave es si Estados Unidos está dispuesto a asumir el costo de prescindir de esta fuerza laboral indispensable.

Con información de El Imparcial

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