Depresin, mayor detonante del suicidio en Chiapas

Para algunas personas la acumulación de problemas cotidianos como la falta de empleo o problemas con la pareja pueden llevar a la súbita toma de decisión

Daniel Torre / Portavoz

[dropcap]S[/dropcap]egún el departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos 800 mil personas se suicidan cada año. En Chiapas, la principal causa del suicidio es la depresión, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) cuyas estadísticas colocan a la entidad en el onceavo lugar a nivel nacional.
El doctor Dan Chisholm, del departamento de Salud Mental y Abuso de Sustancias de la OMS declaró que en países de altos ingresos este problema es más común en hombres y en países de bajos y medianos ingresos, en mujeres.
En contraste, en Chiapas el promedio del grado de estudios con índice alto en suicidios es en adultos con escolaridad secundaria y el 75 por ciento de los casos ocurren en zonas con mayor índice de pobreza.
Por otra parte, en el documental «Crónica para un adiós», el investigador Jorge Magaña aborda que en las áreas rurales de Chiapas son las mujeres indígenas quienes más se suicidan, lo que coincide con el panorama mundial.
La depresión tiene su origen en el crecimiento urbano, en la migración de las ciudades, el desempleo, la desintegración familiar, el consumo de drogas y la tecnología, señala el psicólogo Carlos Hiram Culebro Sosa.

Las cifras cifradas

Chiapas registró 316 suicidios en el año 2015, con el 80.2 por ciento de los actos cometidos por hombres frente al 19.8 por ciento por mujeres.
Según el activista Rosemberg Román, las cifras declaradas por Secretaría de Salud «son maquilladas» ya que por negligencia o por petición de los familiares muchos reportes de muerte por suicidio son modificados y dictaminados como «paros cardiorrespiratorios o asfixia».
Recalcó que los suicidios son «el síntoma y muestra del fracaso de nuestras instituciones públicas que no lograron solventar las diversas necesidades de sus miembros, ya sea desde aspectos sociales como empleo, seguridad, educación, etcétera, y las intrínsecas, como salud mental y preventiva».

Una historia de la pedregal San Antonio

Recuerda muy bien a su vecino Benito Alatriste, «el «chavo» no podía tener más de 14 años», dice mientras señala la acera con tres árboles donde, comenta, se reunía con la demás «banda» a fumar y escuchar música. «Ese cuate estaba más denso que yo, desde los 12 se echaba unos porrotes».
Repitió que el joven siempre se encontraba fuera de su casa «no mames llegaba a decir que su jefa lo corría a cada rato, reprochándole el ser igual a su padre, nunca supe qué onda, pero siempre vi que entraba y salía tanto cabrón a su casa».
«A veces le dábamos chamba aquí con mi jefe para que armara tuberías o anduviera de «chalán», pero más se lanzaba en la madrugada a la plaza del norte (mercado del norte) a hacer unas chambas con los de las verduras», explicó sobre la situación laboral del muchacho.
«Ese cuate casi no tomaba, y una noche se puso a chupar; ya bien pedo, nos contó que esa mañana chalaneó de rápido y que al entrar a su casa encontró a su jefa con uno de sus tíos en pleno acto. No mames, lo madrearon entre los dos». Quizá esa fue la gota que derramó el vaso y que lo llevó a colgarse en su habitación.

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