Investigadores de la Unam consideraron que de darse un enfrentamiento armado sería regional y con corta duración, sin embargo, podría tener graves consecuencias a escala global
Aquínoticias Staff
El conflicto entre Rusia y Ucrania no devendría en una guerra mundial; de ocurrir, sería un enfrentamiento armado regional, cruento y corto que, sin embargo, desbalancearía el sistema financiero y económico internacional. Por ahora no está en el horizonte una pugna extensa, sino una intervención precisa que tendría fuertes consecuencias a escala global, las cuales ya comienzan a presentarse, coincidieron académicos de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Para José Luis Valdés Ugalde, de ocurrir la invasión rusa en territorio ucraniano se registraría un combate regional de máxima intensidad, pero no de máxima duración.
Carlos Ballesteros Pérez agregó: estamos ante un momento delicado en la relación entre Rusia, Europa, Estados Unidos, incluso China, en el cual el presidente Vladimir Putin está poniendo en riesgo a su país en el aspecto económico. Muestra de ello es que el rublo se ha devaluado fuertemente en las últimas semanas y la bolsa de valores rusa está en condiciones críticas, por lo que el mandatario deberá considerar, forzosamente, la amenaza de acciones contundentes en ese ámbito.
En este momento a nadie le conviene un conflicto mayor; la inquietud en los mercados es fuerte y se complica la recuperación en el contexto de la pandemia. Es un juego en el que todos pierden, acotó.
En la conferencia de prensa a distancia «¿Qué está pasando entre Rusia y Ucrania?«, Imelda Ibáñez Guzmán opinó que, por la tradición de negociación diplomática rusa, no estaríamos en la antesala de una intervención en territorio ucraniano, y menos aún, de una conflagración mundial.
Al continuar con su exposición, Valdés Ugalde consideró que la crisis no es sólo entre dos países, sino entre Rusia y occidente. «Es un nuevo momento en la reconfiguración de la geopolítica mundial, pero particularmente europea y euroatlántica».
Recordó que Putin ha cometido los máximos excesos conocidos a partir desde Stalin en lo que se refiere a la política interna y externa, como la violación de los derechos humanos de la población rusa y actos de represión contra la disidencia, y el acoso a Ucrania. «Quizá el movimiento militar más audaz desde la invasión de Polonia por parte de Hitler».
No sabemos si esto va a terminar en una guerra o no. El despliegue de más de cien mil efectivos militares y armamento en la frontera entre ambos países, «más que el preludio de una invasión, me parece que tiene el propósito de inhibir las intenciones de Ucrania y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de asociarse».
Claramente, el Kremlin desea impedir que su antiguo territorio sea tomado por occidente y para ello está dispuesto a todo, incluida la confrontación militar, escenario que es aún de «pronóstico reservado». También falta por ver la posición de China, resentida por aspectos de su guerra comercial con Estados Unidos. «El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas deberá discutir esto muy pronto, antes de que haya una invasión», refirió Valdés Ugalde.
Ballesteros Pérez añadió que el conflicto armado está planteado, y de ocurrir tendría consecuencias terribles en el esquema regional euroasiático y de los equilibrios geopolíticos globales, que hoy están en manos de una sola persona: Vladimir Putin.
La coyuntura es delicada. En Rusia se percibe al gobierno de Joe Biden como débil, ante quien es posible desarrollar una ofensiva que favorezca las posiciones en razón de su propio interés nacional; además, se observa que Europa está dividida, las preferencias británicas, francesas o alemanas son distintas, y Putin decide así iniciar esta ofensiva y resituarse en el escenario geopolítico actual, apuntó.
El presidente ruso pretende disminuir la influencia de la Unión Americana en Europa, y de una forma u otra plantear límites precisos a la OTAN para consolidar la posición de su país en un contexto de riesgo para sus ventajas nacionales. La invasión no es del todo concluyente. El espacio de la diplomacia todavía es amplio y podrían negociarse cuestiones fundamentales, precisó Ballesteros Pérez.
A su vez, Imelda Ibáñez dijo que en 2021 la Federación Rusa presentó una nueva estrategia de seguridad nacional que responde a principios, incluso históricos, y envió el mensaje a países occidentales y el gobierno estadounidense de que proyectará el interés que tiene en la defensa de su posición, tanto en la política mundial como en las relaciones internacionales.
La experta en historia diplomática de esa nación y su política exterior manifestó que hay una retórica de guerra a partir de occidente y el gobierno de Putin está respondiendo de manera táctica, pero sin buscar ningún objetivo especial con una supuesta invasión o amenaza.
La meta rusa es reforzar su posición en el espacio postsoviético y euroatlántico, pero sin olvidar el euroasiático. Es la nación más grande del mundo y sus intereses son uy amplios. Se trata en todo caso de pueblos culturalmente similares, ya que Ucrania formó parte de la Unión Soviética, concluyó.