Desconocida e incalculable, magnitud de pederastia en Chiapas

La diputada panista Fabiola Ricci Diestel aseveró que se han contabilizado de manera oficial por lo menos 300 casos. La Encuesta Infantil IFE levantada en el año 2012, ubicó a Chiapas como el estado con más casos de infantes sometidos a tocamientos por parte de familiares; 3 mil 734 menores, los afectados

Julieth Rodríguez/Portavoz

[dropcap]L[/dropcap]as cifras oficiales con que se cuentan no permiten conocer la verdadera magnitud del problema de la pederastia en Chiapas. Mientras que la diputada local panista, Fabiola Ricci Diestel, ha sostenido que en los Altos y Costa se registra el mayor número de casos de pederastia, el obispo Fabio Martínez Castilla informó que en la Arquidiócesis que preside no se tiene registro de algún incidente de este tipo. Contribuye al problema, la incorrecta tipificación de delitos.
En julio pasado, la LXVI Legislatura local aprobó la iniciativa donde se reforma y adicionan diversas disposiciones al Código Penal del estado, a fin de considerar la pederastia como delito grave, lo que eleva las penas por el mismo hasta los 50 años de prisión.
En este contexto, Ricci Diestel —quien impulsó la reforma— aseveró a los medios que se han contabilizado de manera oficial por lo menos 300 casos. También reconoció el bajo índice de denuncia, lo que dificulta la elaboración de un registro fidedigno.
En un evento posterior, actualizó las cifras: «La pederastia es un tema muy delicado a nivel nacional, pues se tiene registro que más de 4 mil niños han pasado por esta situación. En Chiapas no tenemos un registro, debido a que está enmarcado en el delito de violación».
Son las organizaciones civiles como «Granito de Arena», Brigada Feminista, Desarrollo Educativo «Sueniños», Chantiik Taj Tajinkutik, Melel Xojobal y Save the Children Chiapas, las que han trabajado sobre las denuncias captadas en los medios de comunicación, refirió por su parte la activista y periodista Gely Pacheco, en un artículo periodístico.
Evidenció además la tremenda disparidad entre las cifras oficiales y las develadas por otros organismos. Por ejemplo, la Encuesta Infantil IFE levantada en el año 2012, ubicó a Chiapas como el estado con más casos de infantes «tocados» por familiares, con una cifra de 3 mil 734 menores.
Ahora, con la reforma a los artículos 365 y 366 del código referido, este delito se perseguirá de oficio con el acompañamiento del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia; además, permitirá la elaboración de un registro con datos de quienes estén implicados en estos hechos; antes, si se retiraba la denuncia, no había seguimiento.
Las penas serían más severas para quienes tengan vínculos directos y constantes con los menores afectados, ya sea por línea consanguínea, por su labor en escuelas o guarderías, o su posición dentro de algún culto religioso.

Postura clerical

En algo han coincidido los activistas y el clero en torno a la problemática: no hay documentación de casos. En junio pasado, el arzobispo Fabio Martínez Castilla de la Arquidiócesis de Tuxtla Gutiérrez reconoció ante medios de comunicación la inexistencia de registros de pederastia.
Advirtió que no toleraría ni encubriría ningún caso que se presente y pidió a su feligresía que denunciara los hechos para dar paso a las investigaciones conducentes. «En lo que llevo aquí como arzobispo, no hemos recibido ninguna denuncia de pederastia, no la vamos a permitir», declaró, según la agencia Mural Chiapas.
Respecto a las sanciones desde la iglesia, refirió que primero procede la suspensión temporal del sacerdote o religioso acusado, en lo que se concluyen las indagatorias; si es hallado responsable, se pondría a disposición de las autoridades.
Hace siete años, la prensa se volcó sobre los comentarios que efectuó el obispo de San Cristóbal de Las Casas, Felipe Arizmendi Esquivel, con respecto a la pederastia en el ámbito clerical. Luego que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) asegurara que uno de los factores que propician la pederastia es el libertinaje y la liberalidad sexual.
Medios nacionales recogieron que, cuestionado acerca de esta postura, Arizmendi Esquivel explicó: «La liberalidad sexual del mundo en general ha disminuido las fuerzas morales con las que tratamos de educar a los jóvenes en los seminarios. Ante tanta invasión de erotismo no es fácil mantenerse fiel tanto en el celibato como en el respeto a los niños».
Criticó también el contenido educativo de los materiales de texto proporcionados en las escuelas, a los que acusó de fomentar el liberalismo sexual; la CEM comentó que la educación sexual estaba centrada en la genitalidad y no en la moralidad.
Inmediatamente, el responsable de radio y televisión del Arzobispado de Ciudad de México, Jesús Aguilar, atajó las críticas y señaló que lo dicho por el obispo no representaba para nada la postura de toda la Iglesia católica. El entonces secretario de Educación Pública, Alonso Lujambio —fallecido en 2012— le respondió: «Nuestros libros buscan que los niños y niñas se hagan responsables de las consecuencias de sus actos y para eso requieren información».
En un pronunciamiento oficial, La Federación Mexicana de Educación Sexual y Sexología calificó de deplorable que se atribuyera las prácticas de pederastia a una sociedad liberal en su ética sexual y a la educación en el rubro; esos comentarios reflejan falta de autocrítica de la jerarquía eclesial en el asunto de abusos sexuales contra menores, afirmó el organismo.
En 2007, Arizmendi Esquivel había hecho una crítica más severa contra quienes cometían pederastia, un crimen «execrable», lo denominó en un artículo que difundió a propósito de la aprobación de reformas por parte del Senado y de la Cámara de los Diputados para castigar con penas mayores el abuso sexual infantil.
«Los obispos estamos plenamente de acuerdo en que se endurezcan las penas contra toda persona que abuse sexualmente de menores, sin excluir a ministros de culto. Nunca deberemos solapar a quien cometa este execrable delito.
«La actitud de Jesús ante estos criminales es muy clara: «Al que sea motivo de tropiezo para uno de estos pequeños que creen en mí, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos, y le hundan en lo profundo del mar» (Mt 18,6). Es decir, que ya nunca más vuelva a causar daño a la sociedad, sobre todo a los pequeños», se lee en la carta que redactó.
No obstante, reiteró su apoyo a Norberto Rivera, figura clerical ensombrecida por las acusaciones de encubrimiento a la pederastia durante su vida activa en la iglesia.
«Apoyamos cien por ciento al Cardenal Norberto Rivera. No ha solapado, ni tolerado, a sacerdotes pederastas. Sacar un caso fuera de contexto, y darle una interpretación que no es verídica, es una calumnia, cuyos intereses Dios conoce. El dará a cada quien lo que le corresponde. Y sepan que no podrán contra su Iglesia. Ésta no se va a derrumbar, porque Cristo la sostiene, a pesar de que entre sus mismos apóstoles, Pedro incluido, hubo varias fallas. Cristo ha resucitado y con Él saldremos adelante. ¡Animo, hermano Norberto!», concluye la epístola.

¿Cómo detectar el abuso?

La organización internacional y no gubernamental Save the Children especifica en su «Guía para la Detección y Seguimiento de Casos de Violencia y Abuso Infantil», advierte sobre las graves consecuencias a nivel físico, emocional y espiritual de la violencia sexual en infantes.
La violencia sexual enmarca el abuso (intra y extrafamiliar) y la explotación sexual comercial en sus distintas modalidades (explotación sexual en sí misma, tráfico para fines sexuales, turismo sexual y pornografía infantil). La pederastia corresponde al primer tipo.
«El abuso sexual es la utilización del cuerpo del infante para estimularlo sexualmente o para obtener satisfacción sexual, por parte de un adulto o de un adolescente en etapa de desarrollo psicosexual más avanzada. Puede ocurrir con o sin el uso de la violencia física, con o sin penetración. El abuso es cometido a través de fuerza, engaño, soborno, violencia psicológica o moral. Desnudar, tocar, acariciar las partes íntimas, llevar a mirar o a participar de prácticas sexuales de cualquier naturaleza son consideradas formas de abuso sexual», explica.
El informe de Naciones Unidas sobre Violencia señala que hay algunos signos que permiten captar cuando niños y niñas viven situaciones de violencia de manera sistemática. Entre estos signos, destacan los siguientes:
A nivel físico: Dolores de cabeza y estómago, enuresis (incontinencia urinaria), síntomas de desnutrición, tez pálida, decoloraciones en la piel, golpes y heridas, somatización, pesadillas y otros problemas de sueño.
A nivel cognitivo: Problemas de atención y retención, alteraciones de la memoria, deficiente desempeño escolar.
En su conducta: Hiperactividad, miedo, hostilidad, agresión, ansiedad, angustia, falta de interés, retraimiento, trastornos depresivos y otros síntomas de estrés post-traumático como exageración del peligro.
En sus prácticas: falta de higiene personal, baja autoestima, ausentismo, incapacidad para relacionarse, reacciones emocionales intensas, acciones perjudiciales para su salud como consumo de drogas, sexo temprano, tendencias suicidas y daño auto-infringido.

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