En las primeras horas de este 28 de octubre, las mascotas vuelven a llenar de amor incondicional los hogares de aquellas personas que los recuerdan con cariño, un lazo que rompe el tiempo y el espacio
Aquínoticias Staff
El Día de Muertos es una tradición que, con cada año, se expande y transforma, abrazando a todos los seres que fueron parte de nuestra vida, incluyendo a aquellos compañeros peludos que llenaron nuestros días de compañía y amor incondicional. Este 27 de octubre se abrió una ventana especial para recibir a las mascotas que partieron, las que, al igual que cualquier ser querido, merecen ser recordadas y celebradas. Los altares en muchos hogares mexicanos han comenzado a incluir espacio para los animales que no solo fueron mascotas, sino miembros irremplazables de la familia.
Desde la noche del 27 de octubre, se cree que las almas de estas queridas mascotas comienzan a regresar al hogar, encontrando en la ofrenda un refugio cálido, lleno de aromas, colores y objetos familiares. En la madrugada y durante las primeras horas del 28 de octubre, el espíritu de cada mascota recorre los altares con la misma energía y cariño que compartieron en vida. Aunque no existe una hora exacta, la medianoche y el amanecer son los momentos en que, según la tradición, sus presencias se sienten más cercanas, como si el tiempo y la distancia no existieran.
Para que el reencuentro sea completo, los altares dedicados a estas almas especiales contienen elementos cuidadosamente seleccionados. Las fotos ocupan un lugar central en el altar, y en cada imagen se refleja la conexión entre las mascotas y sus familias: recuerdos de paseos, juegos y momentos compartidos que vuelven a ser parte de este encuentro anual. Los juguetes favoritos, ahora viejos y desgastados, forman parte de la ofrenda, evocando los momentos de diversión y afecto, y haciendo que las mascotas sientan que, aunque estén en otro plano, aún tienen un lugar en el hogar.
La comida y el agua también son parte esencial de la ofrenda para las mascotas. Una pequeña porción de sus croquetas, trozos de fruta o algún bocadillo especial les da la bienvenida, simbolizando el deseo de que puedan festejar y saciarse en su travesía. El agua, además de saciar, representa un vínculo vital que las refresca y las ayuda en su viaje de regreso. En cada rincón del altar se siente el amor que trasciende el tiempo y la distancia, el mismo amor que aún sostiene a estas almas pequeñas en el corazón de quienes las extrañan.
Las veladoras y las flores de cempasúchil son componentes imprescindibles en los altares de Día de Muertos, y el altar para mascotas no es la excepción. Las velas, con sus llamas titilantes, iluminan el camino para que las almas encuentren la ofrenda, guiándolas con una luz cálida y acogedora. El cempasúchil, con su vibrante color naranja y su aroma distintivo, es la flor tradicional que, según la creencia, guía a los muertos en su viaje desde el Mictlán hasta el mundo de los vivos. Su perfume y sus pétalos forman un sendero que invita a las almas a cruzar, dándoles la certeza de que no están solas.
Este 27 de octubre, las mascotas son recordadas y celebradas como lo que siempre han sido: miembros de la familia que se adelantaron, pero que nunca dejaron de formar parte de nuestras vidas. En esta noche especial, cada croqueta, cada juguete y cada vela encendida simbolizan la gratitud y el amor que los vivos mantienen por sus fieles compañeros, y la esperanza de que el vínculo compartido continúe más allá de cualquier frontera.