Despues de la tormenta no viene la calma

Foto: Ariel Silva

Tan sólo 90 minutos bastaron para dejar damnificadas a más de 900 familias tuxtlecas

Elizabeth Marina/Portavoz

[dropcap]D[/dropcap]elma se acomoda las muletas debajo de los hombros, se aferra con fuerza a la puerta de su casa y grita desesperadamente por auxilio. Su vida corre peligro, en cada grito que emite tiene la esperanza que la corriente no arrastre su cuerpo antes que alguien pueda llegar a rescatarla.
El agua abrió las puertas de su casa de par en par, la toma por sorpresa, mientras hace lo posible por mantener a salvo las cosas de valor: «el agua me llegó a la cintura, poco después estaba en mi pecho, me asusté mucho».
Delma Gómez Suárez es una de las más de 3 mil personas damnificadas por las lluvias del pasado 2 de septiembre en la capital del estado.
Fueron alrededor de 90 minutos de constante lluvia las que provocaron que 34 colonias y más de 900 familias tuxtlecas quedaran damnificadas.

Arrastró todo a su paso

«Sólo escuché un ruido muy fuerte, volteé a mi ventana y vi como mis puertas se abrieron por la fuerza de la corriente, había tirado una casa y ahora estaba en la mía», recuerda Delma, quien vive sola a pesar de ser una persona con discapacidad y padecer cáncer de mama.
Hoy, Delma no tiene nada, el agua se llevó su tiendita de abarrotes con la que se sostenía económicamente, y duerme en casa de su vecina, pues su vivienda de adobe está a punto del colapso.
Fue durante la noche del pasado viernes, cuando los habitantes de la segunda Oriente entre 11 y 12 Sur, esquivaron la muerte y vieron como la fuerza de la naturaleza destruyó sus viviendas.
La muerte también se hizo presente durante la precipitación que superó los 115 milímetros en pocas horas, cobrando la vida de Roque Gómez Hernández de 56 años de edad, Luis Enrique Robledo Ramos de 48 y José Luis Tamayo de 20.
Daniel, sobrino y vecino de Delma, recuerda los gritos de auxilio de su tía y cuenta como desesperado por no poder rescatarla marcó a los bomberos para que alguien llegara a rescatarlos antes que el agua se los llevara.
«Yo estaba en la planta alta, escuchaba a mi tía que estaba agarrada de la puerta gritando que la ayudara pero nada podía hacer, la calle era un río, intenté amarrarme un lazo en la cintura para ir por ella pero no pude, sabía que si abría la puerta el agua me llevaría a mí también».
Finalmente, Delma fue auxiliada por el equipo de rescate de Protección Civil, al igual que el resto de las familias que se encontraban refugiadas en las azoteas.
«Subimos de árbol en árbol, de techo en techo para salvar nuestra vida», comenta María, quien también perdió sus bienes materiales.
Delma aún recuerda el rostro de miedo de sus vecinos de enfrente, quienes se encontraban en la azotea, aferrados a un árbol, mientras ella se aferraba a su puerta.
«Mis vecinos de enfrente se subieron a su azotea, todas sus cosas estaban flotando, el agua me golpeaba y no alcanzaba a ver que más estaba pasando, me agarraba fuerte a la puerta y apretaba mis muletas porque ya me las estaba llevando el agua pero ¡mira!, estamos vivos»
Equipos de rescate arribaron al lugar minutos después que la lluvia cesara, sin embargo ya nada pudieron hacer para salvar la vida de una persona que fue arrastrada por la corriente como consecuencia del colapso de uno de los puentes.
Por lo tanto, vecinos, asociaciones civiles y ciudadanos organizados realizaron un recorrido durante el fin de semana para apoyar con despensa y ropa a quienes lo perdieron todo.

Sin nada

Delma se encuentra viva pero aún añora sus pertenencias, mismas que no ha visto porque el lodo impide que las puertas de su casa sean abiertas.
«Me quedé sin papeles, mi acta de nacimiento, mi CURP, todo se perdió. Mis cosas están atrapadas en el lodo adentro de la casa.»
María del Carmen Torres, integrante de la Secretaría de Desarrollo Social y también amiga de Delma, asegura que durante años, la tienda de abarrotes, vecinos y familiares la han apoyado pero señala que ahora la situación es crítica, pues Delma necesita continuar con sus quimioterapias y la falta de oportunidades para las personas con discapacidad complica que recupere lo perdido a corto plazo.
Delma, ha pasado los últimos dos días sentada a las afueras de casa, aun no tiene claro lo que pasará ni cómo logrará reparar sus paredes y comenzar de nuevo, sin embargo, ha recibido un techo donde pasar la noche, ropa, calzado y un colchón.
Mientras tanto, los afectados aseguran que las autoridades municipales y estatales aún no brindan el apoyo esperado a los cientos de damnificados, lo que ha provocado la molestia e indignación de la ciudadanía pues a pesar de los millones de pesos invertidos en obras para la modernización de la capital, cada año continúa ocurriendo lo mismo.
Por su parte, el gobernador del estado, Manuel Velasco Coello, dio a conocer a través de su cuenta de twitter que en 32 años no se habían presentado lluvias tan intensas en la capital y en su recorrido por las zonas afectadas aseguró que en próximos días brindará la atención oportuna.

Nota: algunos nombres fueron cambiados por respeto a su privacidad.

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