Discriminacin, un detonante para el bullying

Las cifras son claras, más allá del abuso evidente al que la mayoría de los niños mexicanos y chiapanecos están expuestos, es la causa de éste lo que resulta preocupante pues el detonante de estas hostilidades tiene como el común denominador que segrega

Julieth Rodríguez/Portavoz

[dropcap]E[/dropcap]l hecho de que cinco de cada 10 menores de edad en el país haya afirmado que en su escuela se discrimina a diario, demuestra que se está lejos de erradicar estas prácticas en el entorno cotidiano. También en Chiapas.
Entre otros resultados relevantes de la encuesta que aplicara la Secretaría Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) y que fueron dados a conocer esta semana, resalta que el 50 por ciento de los niños y adolescentes ha sido víctima de agresión verbal, amenazas e inclusive violencia física. Participaron en ella, 27 mil 640 infantes mexicanos.
Las respuestas proporcionadas por los encuestados provenientes de los estados de México, Puebla, Veracruz, Tlaxcala, Baja California, Ciudad de México, Nuevo León y Chiapas, relevaron que el 40 por ciento piensa que la principal razón de la violencia es justamente la discriminación por su tono de piel; el 24 por ciento, por su condición de discapacidad y el 16 por ciento, por pertenecer a un grupo indígena.
Las cifras son claras, más allá del bullying evidente al que la mayoría de los niños mexicanos y chiapanecos está expuesto, es la causa de éste lo que resulta preocupante pues el detonante de estas hostilidades tiene como común denominador la discriminación.
Ante este contexto, la organización Humanium considera que «prohibir la discriminación es un principio fundamental y absoluto», puesto que su práctica conlleva la seria violación de los derechos humanos de cualquier persona.
Asimismo, refirió que «los niños más afectados son los de las comunidades étnicas y minoritarias que no se han integrado en la sociedad». Esto resulta de especial atención, sobre todo en un estado mayoritariamente indígena y que conglomera al 27 por ciento de esta población en el país, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.

Más estadísticas e impresiones

En 2014, Chiapas se posicionó como la tercera entidad que mayor discriminación ejercía en establecimientos. Aquinoticias documentó en su entrada que data de septiembre de ese año, que encabezaban la lista el Estado de México y Campeche.
Aunque aclara que esos datos fueron obtenidos a través de una solicitud de información presentada ante la Procuraduría Federal del Consumidor, especifica que esa dependencia no contaba con las estadísticas sobre la cantidad de quejas y reportes por discriminación o malos tratos, por tanto, «no se tiene un desglose para determinar si dichos actos se derivaron de cuestiones homofóbicas, por enfermedades o cuestiones étnicas».
Apenas ocho meses atrás, el estado se ubicó en el sexto lugar a nivel nacional en discriminación indígena, sólo después de las entidades de Guerrero, Jalisco, Oaxaca, Michoacán y Ciudad de México, de acuerdo con el visitador general especializado en Atención a los Derechos Humanos de los Pueblos Indígenas de Chiapas, Aníbal Cordero Guillén. Refirió también que la mayoría de las quejas que habían recibido correspondían a detenciones arbitrarias. «Muchos indígenas son detenidos y llevados a la cárcel por no saber hablar español, lo cual no les permite poder defenderse y aunado a la falta de un buen traductor durante el procedimiento jurídico, terminan años en la cárcel sin tener ninguna culpa», declaró para los medios.
El relator especial de Naciones Unidas para agua potable y saneamiento, Léo Heller, concluyó que en el cumplimiento del derecho humano al agua, en México la discriminación es clara: las comunidades indígenas son las que menos acceso tienen al servicio.
En conferencia de prensa, presentó sus conclusiones preliminares sobre su visita oficial efectuada del 2 al 12 de mayo, fechas en las que visitó Tuxtla Gutiérrez y zonas aledañas a San Cristóbal de Las Casas.
Comentó que la discriminación es clave en derechos humanos y visible en México: las comunidades indígenas tienen menor acceso que los no indígenas, 70 por ciento contra 90 por ciento de la media nacional; reconoció que hay muchas obras públicas bien hechas, pero sin funcionar. En Chiapas, por ejemplo, hay 194 plantas de tratamiento y sólo 12 funcionan, evidenció.

Blue eyes / brown eyes

Desde la década de los 60, la docente e investigadora Jane Elliott ha replicado su experimento «Blue Eyes/Brown Eyes» en diferentes puntos del mundo, con resultados diversos al paso de los años. Se ha encontrado con una especial resistencia al reconocimiento del racismo en la última década, puesto que en algunas sociedades se ha normalizado y se da de manera más sutil. No obstante, remarca que el principal elemento de la discriminación es que sucede por razones irracionales y que la víctima no puede controlar, como lo que ocurre con el color de la piel.
El experimento social consiste en que en determinada muestra de personas, se segrega a las personas según su color de ojos, una característica de la que no tienen ningún control. No se trata de elección, se nace así. Una vez separados, un grupo recibe beneficios y es privilegiado por sobre el otro.
En su polémico ejercicio —se le ha acusado de generar hostigamiento y autoritarismo—, el propósito es que uno de los grupos viva en carne propia las situaciones discriminatorias, lacerantes y cotidianas a las que se enfrentan las personas de piel oscura; se apela al desarrollo de la empatía sometiendo literalmente al grupo oprimido, a vejaciones y humillaciones ridículas.
Algunos participantes le han recriminado a Elliott que parte del supuesto que todos los de piel clara —la mayoría con ojos azules— discriminan; ella ha aclarado que el punto no es eso, sino que es innegable que «el sistema» ha colocado en una posición de privilegio a aquellas de piel más clara.
Sucede que las personas de piel clara se resisten a ver el elemento de discriminación que padecen los de piel oscura, debido a lo internalizado del problema y la sutileza con que se presenta, así que lo invisibilizan o le restan importancia. No ven en ciertas actitudes, la discriminación, aunque haya estadísticas que lo respalden.
Como en el caso de uno de los participantes, mestizo, quien expuso que él rehúye de pasar por su hija —quien tiene la piel más clara que la de él— a la escuela a la hora de la salida, por temor a la percepción de los demás padres y niños, ya que considera que podrían tratarla diferente a causa del color de piel de su padre, una característica de la que no tiene ningún control y no puede cambiar, y que la sociedad vincula con ciertos prejuicios o estereotipos.
Otra participante dijo que su situación era equiparable a la de una persona vestida de manera desaliñada, que no quiere presentarse en la institución por las mismas razones. Su argumento se vino abajo cuando alguien le dijo que no puede mudarse de piel, como de ropa; ahí es evidente la irracionalidad de la discriminación.
Otra participante comentó que si un chico de piel oscura corre detrás de un autobús porque se le hizo tarde, seguro será detenido por oficiales para una revisión; alguien le dijo que cualquier chico, sin importar la tonalidad de su piel, sería detenido para una revisión por la policía debido al problema del pandillerismo. Aunque, las estadísticas revelan que esto es más recurrente en aquellos de piel oscura, algunas personas se resisten a creerlo.
¿Esto qué tiene qué ver con Chiapas o el contexto mexicano? Bien, nos remitimos de nuevo a los resultados de la encuesta de Sipinna: de 27 mil 640 infantes han admitido haber sido violentados y de ellos, el 40 por ciento de los participantes piensa que la principal razón de la violencia que han sufrido es justamente la discriminación por su tono de piel.
De nueva cuenta, hay que aclarar que no se habla acerca de individuos que practican la discriminación, sino del «sistema» entero. El estudio: «La discriminación en Chiapas a inicios del siglo XXI», de Julio Penagos, también lo asienta.
En el análisis se reconoció que a pesar de las conquistas que se hayan logrado, «a todas luces» es evidente que los indígenas de la región son los más afectados por la discriminación; asimismo, recalca la importancia de integrar al tablero a minorías que intentan integrarse a la sociedad,» pero que para esto tienen que ocultar identidad».
«(…) La discriminación no es sólo por parte de los habitantes del estado, si no el mismo Estado que no desarrolla las políticas públicas necesarias para erradicarlo», añadió.
«El derecho a ser diferente se debe optimizar en nuestro sistema jurídico y reflejarlo a nivel social, y en este apartado tenemos un gran problema, ya que es la misma sociedad quien excluye de su «entorno» a quienes no cuentan con las características ideales, sexuales, físicas, nacionales y otras, a las que están acostumbrados, separando a éstas y negándoles el derecho que tienen a ser tratados de igual manera simplemente por ser de la misma especie», consignó.

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