Don Pedrito, un guerrero que no conoce limites

Este campeón entrega todo en el deporte como en el día a día; 15 años de intensa actividad le han valido el reconocimiento de propios y extraños

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]P[/dropcap]edro termina exhausto la carrera, entregó el alma en cada brazada. Las aguas del majestuoso Cañón del Sumidero conocen la capacidad y la entrega que han caracterizado a este «guerrero» en sus más de 15 años de carrera deportiva.
Aunque su edad y condición física le impidieron ser el deportista que algún día deseó, su experiencia y campeonatos en nado de aguas abiertas han hecho que cambie su forma de ver la vida y verse a sí mismo.
Hoy Pedro Guerrero Trejo se considera un campeón de la vida y está dispuesto a demostrar que no hay obstáculos ni pretextos que valgan porque «cuando se trata de alcanzar una meta, todo en esta vida es posible».
«Don Pedrito» –como lo llaman el resto de los nadadores– tiene muchos años de experiencia en el deporte adaptado y ha competido en las aguas de ríos, lagunas, bahías y mares, tanto a nivel nacional como internacional en Manzanillo, Acapulco, Mazatlán y distintos puntos de Nayarit, Sinaloa e incluso Ecuador, país donde se le distinguió como Discapacitado de Oro por las autoridades deportivas.
Por su pasión y habilidades en el agua, don Pedrito, de 82 años de edad, ha demostrado en maratones, medios maratones y carreras de 10 kilómetros de distancia que ni la edad ni mucho menos su condición física lo detendrán ahora que ya es reconocido en todo el país y que se ha convertido en un gran ejemplo de superación, muestra de ello es que actualmente ha empezado a incursionar en el buceo.

A pesar de las adversidades, un gran ejemplo de vida

Los retos siempre han estado presentes en la vida de este campeón, la cual dio un giro de 180 grados luego de sufrir un accidente de tránsito. Siendo aún obrero industrial –oficio que desempeñó durante 38 años– y acostumbrado al trabajo duro y pesado, luego de un día de arduas labores la pesadilla inició: afuera de la empresa en la que trabajaba fue arrollado por un automóvil que lo dejó sin ambas piernas.
El impacto emocional que Pedro tuvo después del accidente lo hizo caer en una profunda depresión por casi dos años; no fue fácil aceptar la discapacidad. Sin embargo, el ser padre de ocho hijos, aunado al orgullo y las ganas de salir adelante lo llevaron a convertirse en un campeón.
«Me amputaron las piernas a la edad de 52 años, aceptar mi nueva realidad fue muy difícil pero dije «no voy a arrinconarme a mi casa a morir en mi habitación», así que tuve que armarme de valor y enfrentar el nuevo reto».

El deporte lo mantiene vivo

Lo que más disfruta de la natación –asegura– es el contacto con la naturaleza y en el buceo, con el apoyo de profesionales ha bajado poco más de 35 metros de profundidad, eso, asegura es parte de las vivencias con las que reafirma todo lo que puede hacer a pesar de su condición.
«Durante mi rehabilitación en el Seguro Social de la Unidad Independencia se acercó un deportista de la UNAM dándonos una invitación para integrarnos al equipo de silla de ruedas, esto cuando yo tenía 57 años, ahí fue que nació mi inclinación por el deporte y de ahí en adelante descubrí que la natación era mi vida», explica don Pedrito, se podría decir que el deporte lo renovó.
A pesar de tener años bajo el agua, los nervios siguen estando presentes en cada competencia, sin embargo, aconseja a todos aquellos deportistas concentrarse en sus habilidades y las metas que se han fijado; además recomienda desechar los miedos que, asegura, luego se convierten en «fantasmas».
Este guerrero incansable afirma que seguirá participando en todos los maratones y carreras a los que lo inviten, porque «además de los aplausos, el deporte me mantiene vivo».

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