Con más de medio siglo de experiencia, Josefina Laparra Castañón mantiene viva la tradición del chocolate artesanal en Chiapas, llevando su sabor desde el metate hasta escenarios internacionales
Primer Plano Magazine / Noé Juan Farrera Garzón
Josefina Laparra Castañón, conocida cariñosamente como Doña Chepi, es una de las figuras más representativas de Tuxtla Chico, Chiapas, gracias a su incansable labor en la preservación y difusión del chocolate artesanal. Con aproximadamente 68 años de edad, ha dedicado más de medio siglo a este oficio, al que se adentró desde los 10 años bajo la guía de su madre y su abuela.
En su hogar, rodeado de árboles de cacao, opera un taller familiar donde trabaja junto a su familia y, en especial, con su nieta, quien continúa aprendiendo los secretos de este arte culinario. Desde ese espacio, Doña Chepi ha logrado mantener viva una tradición que se remonta a las culturas prehispánicas, elaborando chocolate con técnicas ancestrales como el tostado en comal, la molienda en metate de piedra volcánica y el moldeado manual.
Aunque el chocolate con canela es su sello distintivo, ha innovado con sabores que incluyen almendra, nuez y cacahuate, manteniendo siempre la esencia de lo natural y saludable, pues sus productos no llevan azúcar añadida. Además, ofrece una experiencia turística única de “la semilla a la barra”, donde los visitantes pueden conocer y participar en el proceso completo del chocolate, acompañado de desayunos típicos chiapanecos.
La dedicación de Doña Chepi y de su esposo desde la juventud les permitió proyectar su trabajo a escenarios internacionales. Ha representado a Chiapas y a México en ferias gastronómicas de gran prestigio, como el Euro Chocolate en Italia y exposiciones en Francia, donde su producto ha sido recibido con gran admiración.
Su esfuerzo ha sido reconocido por autoridades locales y estatales, consolidándola como una verdadera embajadora del chocolate artesanal mexicano. Consciente del valor cultural del cacao, al que denomina “regalo de los dioses”, comparte no solo sus productos, sino también la historia y el simbolismo de este fruto fundamental en la identidad mesoamericana.
Aunque sus hijos no continuaron el oficio, Doña Chepi asegura que su legado trasciende a todo aquel que se interese en aprender, transmitiendo que “el sabor lo imprime cada quien”. Con su disciplina, entrega y amor por la tradición, Josefina Laparra Castañón se ha convertido en un ejemplo de perseverancia y orgullo chiapaneco, dejando un lugar imborrable en la historia cultural y gastronómica de México.