Pese a sus bondades, estos elementos marítimos se encuentran amenazados por el crecimiento poblacional, las actividades de agricultura, ganadería y la construcción de complejos turísticos y urbanos, así como por quienes las han usado como vertederos
Lucero Natarén / Aquínoticias
Las dunas son un elemento característico de algunas playas tal como la de Puerto Arista y, aunque para algunas personas no son más que «estorbosos» montículos de arena, lo cierto es que cumplen funciones muy específicas en la naturaleza y brindan servicios ambientales al ser humano.
De acuerdo al sitio web Biodiversidad Mexicana, de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad, las dunas son ecosistemas costeros formados por montículos de granos de arena, pero también de granos de origen biológico, especialmente de la desintegración de los arrecifes de coral y de conchas de moluscos.
-La altura de las formaciones arenosas es variada. Existen desde cordones de dunas, las cuales se encuentra paralelas entre sí, hasta dunas con formas de media luna, como las vistas en el desierto-.
Las dunas son de suma importancia para la vida y la naturaleza. Por ejemplo, son capaces de albergar microambientes; entre la vegetación nativa se encuentran especies vegetales como El chamiso (Atriplex canescens), verdolaga de playa (Sesuvium portulacastrum), bejuco de playa (Ipomea pes-caprae), chechén negro (Metopium brownei), palmera plateada (Coccothrinax readii), uva de playa (Coccoloba uvifera), entre otras, que sirven para fijar sustratos, -elemento esencial para el crecimiento de otras plantas terrestres-.
«Las dunas son la zona de transición entre el ambiente marino y el terrestre. Son donde inicia lo que se conoce como suelo fértil», afirmó al respecto el biólogo Luis Arturo Álvarez Márquez.
Cabe destacar que las dunas son refugios y espacios de alimentación para gran variedad de fauna: insectos como abejas, avispas y hormigas, escarabajos, moscas y también las arañas; vertebrados como sapos, ranas, tortugas y garzas (en la zona baja y húmeda); aves como halcones, zopilotes y águilas (partes altas y secas); además, también pueden habitar mamíferos como ratones, conejos, zorras, ardillas, mapaches y tlacuaches.
Además de ser un hogar para flora y fauna, brindan servicios ambientales al ser humano, tal como lo explica Álvarez Márquez: «Son barreras naturales. Hay ejemplos muy claros acá en Puerto Arista, cuando ocurrió el terremoto de 2017, se vino un efecto de «mar de fondo». En esa ocasión la zona del Centro fue la más afectada, mientras que la zona de playa donde existen dunas, no hubo inundación».
Tal fue el caso, refirió, un establecimiento cercano al mar que se construyó respetando la topografía de la playa, «no le entró agua de mar ni fue afectado de ninguna forma, no así las casas de concreto en el Centro de Puerto Arista, donde no había barreras de protección».
Asimismo, señaló Biodiversidad Mexicana, las dunas también son obstáculos para las corrientes de viento, disminuyendo su velocidad. Su crecimiento impide que la salinidad y la arena se internen tierra adentro, además previenen la erosión propiciada por tormentas y huracanes, de igual modo, sirven como zonas de filtración de agua de lluvia hacia el subsuelo, ayudando a mantener su buena calidad.
Pese a sus bondades, por el desconocimiento o la poca importancia que se le da, estos elementos marítimos se encuentran amenazados por el crecimiento poblacional, las actividades de agricultura, ganadería y la construcción de complejos turísticos y urbanos, así como por quienes las han usado como vertederos.