La llamada «cultura del seguro» es un concepto bastante difundido a nivel mundial, y se vincula con la promoción de la utilización de esta herramienta para la prevención social de los riesgos, por considerarse más eficaz y menos perjudicial evitar los daños que repararlos.
En ese sentido, México se ha quedado bastante atrás, siendo uno de los países con la penetración más baja de los seguros en su población y con relación a su PBI. Tan solo 1 de cada 10 ciudadanos de nuestro país cuenta con algún tipo de póliza.
Inclusive si analizamos el sector de los seguros de automotor, uno de los rubros más conocidos por la población, los valores siguen siendo alarmantes: el 70% de los vehículos que circulan dentro del territorio mexicano no cuentan con ningún tipo de seguro, de acuerdo a los datos dados a conocer por la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS).
El porcentaje de conductores asegurados es demasiado bajo si se tiene en cuenta que, ya desde hace casi tres años, se encuentra vigente la norma de la ley de Caminos Puentes y Autotransporte Federal (art. 63 bis) que establece la obligatoriedad de contar algún tipo de seguro que garantice a terceros los daños que pudieren ocasionarse en sus bienes y personas, para todos los vehículos que transiten por la Ciudad de México, vías, caminos y puentes federales del país.
Por supuesto, como en toda norma, existe una sanción por su incumplimiento. Para el caso de ser encontrado dirigiendo por estos caminos sin la cobertura reglamentaria, el titular del auto deberá pagar una multa equivalente entre 20 a 40 días de salario mínimo vigente en el Distrito Federal, suma que actualmente puede superar los 5,600 pesos conforme los valores establecidos por la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (CONASAMI).
A más de ello, para quienes aún no cuentan con póliza, es importante tener en cuenta que afrontar mensualmente el costo de un seguro contra terceros resulta mucho menos engorroso para nuestro presupuesto que el hecho de tener que hacer frente a un siniestro sin contar con protección como en el caso, por ejemplo, del robo o hurto del vehículo. También resulta sumamente costoso enfrentar los valores que genera un accidente de tránsito, los cuales acontecen de manera diaria en las carreteras federales, especialmente en aquellos casos en que se ha lesionado o dañado a otro conductor o pedestre. Solo basta considerar el pago de la reparación de los coches, los gastos hospitalarios, posibles indemnizaciones y gastos judiciales, para percibir que la suma puede tornarse un verdadero problema en las finanzas personales.
Si bien la educación en este sentido es decisiva, uno de los principales motivos de la falta de contratación de seguros es el hecho de que la población mexicana se encuentra sub-bancarizada y que las ofertas son poco claras para los clientes, o no se adaptan a la realidad de sus presupuestos. Se trata de un verdadero reto para las compañías aseguradoras, que deben procurar desarrollar nuevos productos más cercanos y accesibles a los conductores del país.