El campo turulo lanza ultimátum: “¿Tenemos que hacer justicia por nuestra cuenta?

Comuneros de la región Istmo-Costa denuncian que, pese a conocer los nombres de los presuntos responsables y prometer reuniones, la Fiscalía de Abigeato no ha actuado frente al robo de casi 100 cabezas de ganado en lo que va del año

AquíNoticias Staff

El hartazgo llegó al límite. Ganaderos de la Colonia 20 de Noviembre, en la región Istmo-Costa de Chiapas, denunciaron públicamente la omisión de la Fiscalía de Abigeato en Tonalá, después de sufrir otro robo de ganado: esta vez fueron dos toretes solo de nosotros, y hay más personas afectadas que todavía están contando, pero ya suman cerca de 100 cabezas de ganado robadas en lo que va del año. “¿Qué quieren que hagamos, que actuemos nosotros por nuestra cuenta?”, cuestionaron los afectados.

Los productores aseguran que desde hace meses han presentado denuncias formales y que incluso el Ministerio Público se comprometió a sostener reuniones con los ejidatarios para investigar y frenar estos delitos. Sin embargo, señalan que esas reuniones “solo se quedaron en palabras”, y ninguna autoridad ha regresado. “Por más que les estuvimos insistiendo, nunca hicieron nada”, reprochan.

Una de las respuestas que más indignación generó fue la que recibieron presuntamente de la Fiscalía de Abigeato: “No hay combustible para acudir a los caminos ni para presentarse ante los presuntos delincuentes”. Los comuneros consideran insultante esa explicación, pues aseguran que incluso las autoridades ya tienen los nombres de quienes presuntamente están detrás de los robos.

Ante esta situación, los afectados levantaron la voz. Advirtieron que toda la comunidad está dispuesta a colaborar, pero ya no tolerará más silencio institucional. “No estamos caminando solos; somos todos los rancheros. ¿Quieren que tomemos la ley por nuestras propias manos?”, cuestionaron.

Los productores hicieron un llamado directo al gobernador Eduardo Ramírez Aguilar, a quien le piden “voltear a ver a la gente del campo”, quienes no buscan confrontación, sino justicia y apoyo para seguir llevando sustento a sus familias. “Nosotros producimos, ellos deben proteger”, expresaron.

Mientras los compromisos institucionales no se conviertan en acciones, la tensión crece. Y con cada animal robado, también se deteriora la confianza en el Estado.

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