El artista tuxtleco, Edgar Megchún pintó un mural del cantante reguetonero «Bad Bunny» que ha ocasionado un sinfín de críticas
Sandra de los Santos / Aquínoticias
Es casi medianoche del miércoles 19 de julio y el artista tuxtleco Edgar Megchún está cansado. «Ya no quiero hablar de eso, hay que darle vuelta a la página» me dice cuando le pregunto sobre el mural que pintó en el centro de Tuxtla Gutiérrez con la imagen del reguetonero Bad Bunny.
Desde el fin de semana que terminó el trabajo le ha caído un sinfín de críticas en redes sociales. Hay quienes hasta dicen sentirse ofendidos por el mural. Lo han amenazado con ir a pintar su casa.
Edgar Megchún es egresado de la Licenciatura en Artes Visuales de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (Unicach). Es premio municipal de la Juventud en Tuxtla. El trabajo que ha realizado se encuentra en diferentes partes de la ciudad: murales en Copoya en el que representa desde su visión la cultura zoque y también fue parte del proyecto de pinturas en el río Sabinal.
El artista es honesto y dice que su intención con realizar este trabajo era crear un espacio «instagrameable» en el que las personas pudieran tomarse una fotografía y dar a conocer más su trabajo. «No sabes lo difícil que es para alguien que vive del arte el poderlo hacer» me cuenta. No lo dudo.
Aunque me había dicho que no quería hablar del tema, terminamos conversando por un buen rato. Me contó que tiene fascinación por la pintura realista y que de los trabajos que ha realizado que más le gustan es un mural de la cultura zoque dedicado a su abuelo, y la tortuga del río Sabinal. «Quiero llegar al hiperrealismo y creo que en la tortuga casi lo logro».
El espacio que ocupó para pintar el mural de Bad Bunny, en la séptima sur y calle central en la colonia centro, lo ha venido interviniendo desde hace cinco años. Ha pintado por lo menos cinco veces en ese lugar. Ninguno de sus anteriores trabajos se había viralizado.
A pesar que su trabajo ahora es más conocido, él no se nota contento, ya no quiere que se hable del tema porque reconoce que ha sido difícil lidiar con todas las ofensas que le han dicho en redes sociales, aunque también han sido varios los comentarios positivos.
Trato de animarlo porque soy de las que piensa que un trabajo que interpele a quienes lo ven es digno de permanecer, que un mural que nos haga pensar sobre el canon artístico debe de estar.
La técnica del artista no es algo a discutir, hasta el peor de sus detractores no puede cuestionar que el mural está bien ejecutado. Lo que les hace ruido es que haya sido el cantante reguetonero lo que haya pintado porque también el reguetón les incomoda.
En lo personal, del reguetón me molesta el sexismo, que no le entiendo lo que dicen algunos cantantes y cuando alcanzo a entender algo, esas palabras son altisonantes y sin sentido; pero eso me ha pasado con otros géneros musicales y cantantes. Hay tangos y boleros que son terriblemente sexistas y son una oda a la violación. No es contra el género es contra lo que algunos hacen con eso.
Bad Bunny está lejos de ser mi cantante favorito, pero sería hipócrita no reconocer que temo que la de «Tití me pregunto» no salga en mi lista de lo más escuchado este año en Spotify.
Que toda esta ola que ha traído este mural nos haga cuestionarnos sobre la libertad de expresión, el «canon» artístico y el apoyo real que damos a las y los creadores en Chiapas, que hacen esfuerzos por dar a conocer su trabajo.