Ante el conflicto territorial entre cárteles, la tradicional peregrinación Villaflores-Tuxtla modifica su ruta y reduce su recorrido para proteger a sus fieles, pero no así su mensaje de fe y esperanza
Aquínoticias Staff
La Magna Peregrinación Guadalupana Villaflores-Tuxtla Gutiérrez, una de las más importantes en honor a la Virgen de Guadalupe, se ha visto obligada a ajustar su recorrido debido a la creciente inseguridad en la región. En su 59ª edición, los organizadores decidieron recortar 40 kilómetros de la ruta habitual y cambiar el punto de partida ante el temor por los recientes enfrentamientos entre grupos del crimen organizado en Villaflores.
Manuel Zebadúa, tesorero de la peregrinación, explicó que este año partirán el 11 de diciembre desde la Estación Peregrino, más cercana a Tuxtla Gutiérrez, mientras que las mujeres iniciarán su recorrido desde la comunidad de Cárdenas, en Suchiapa. Esta modificación, inédita en la historia de la peregrinación, busca garantizar la seguridad de los aproximadamente 5,000 fieles que se espera participen, una cifra menor a la de años anteriores debido a la incertidumbre en la zona.
La decisión fue tomada a pesar de que en ediciones previas, los peregrinos han contado con escoltas policiales. Este año, sin embargo, el clima de inseguridad, que incluye tiroteos, bloqueos y cateos en Villaflores, obligó a extremar precauciones. Zebadúa destacó que los ajustes no solo responden al contexto violento, sino también a la presencia de niños y adultos mayores entre los participantes.
El sacerdote Juan Carlos Mendoza, misionero del Espíritu Santo y párroco de la iglesia de Guadalupe en Tuxtla, lamentó que la inseguridad afecte expresiones de fe tan arraigadas. Aunque celebra que la peregrinación de Villaflores siga adelante, señaló que la situación también ha impactado a otros grupos, como los peregrinos de La Concordia, cuya participación se redujo drásticamente.
A pesar del entorno hostil, Mendoza instó a los creyentes a mantener la esperanza y seguir participando en estas manifestaciones religiosas. Recalcó que se han coordinado con autoridades civiles para reforzar la seguridad durante los días más intensos, asegurando la presencia de la Guardia Nacional y el Ejército.
La Magna Peregrinación Guadalupana representa no solo una tradición espiritual, sino también un acto de resistencia y unidad comunitaria frente a las adversidades. Este año, sus pasos serán más cortos, pero su mensaje de fe y esperanza sigue siendo profundo.
Con información de La Silla Rota