“Los títulos universitarios proporcionan una ventaja de ingresos mayor. En México los trabajadores de 25 a 34 años que cuentan con licenciatura ganan 61% más que aquellos que cuentan con secundaria, mientras que aquellos con Maestría o doctorado ganan un 143% más”, tal afirmación se desprende del informe Panorama de la Educación 2023 de la OCDE que cada año recopila estadísticas e indicadores de los sistemas educativos de los 38 Estados que lo conforman.
El documento analiza la evolución de los diferentes sistemas educativos, su financiamiento y el impacto de la formación en el mercado de trabajo y en la economía. El organismo sostiene que la educación y los cuidados -que son una obligación del Estado- en la primera infancia son determinantes para que niñas y niños tenga un inicio equitativo en la vida; también es una herramienta clave para permitir que ambos padres trabajen y para aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral.
El reporte señala que en 2020 el gasto anual por estudiante se ubicó en 3 mil 200 dólares en México, 4 mil 500 en Colombia y 26 mil 800 en Luxemburgo. Aquí el 60% de estudiantes de 15 a 19 años están inscritos en educación secundaria, media superior y superior contra el 84% del promedio en los países de la OCDE. El Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para 2024 establece un gasto en educación equivalente a 3.19% del PIB, mientras que la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, sugiere destinar un 5%.
A la par de otras evaluaciones hechas a nuestro país en materia educativa, este informe coincide en señalar que existen enormes retos estructurales que inciden en el grado de desarrollo de un país, además de subrayar la necesidad de promover la igualdad. A propósito del nearshoring me pregunto ¿qué papel juega la educación; contamos con sólida formación de capital humano y mano de obra certificada para recibir y adaptar las nuevas tecnologías y lograr la competitividad?
Los datos duros están ahí: México tiene la tasa de no escolaridad más alta entre todos los países de la OCDE con casi 30% de los jóvenes en educación media superior no matriculados en 2021. Los resultados del Programa para la evaluación internacional de alumnos (PISA) de 2018 que examina a estudiantes de 15 años en las áreas de lectura, matemáticas y ciencias, revelaron que en nuestro país sólo el 1% obtuvo un desempeño en los niveles de competencia más altos en al menos una de esas áreas.
El ingreso al mercado laboral está condicionado por la formación escolar. Bajos ingresos, empleo informal y precario son sólo algunas de las consecuencias de mantener en terapia intensiva a la educación en México.
Para enfrentar el desafiante presente y alcanzar los niveles de desarrollo que debe tener nuestro país, no debemos posponer más la adopción de políticas públicas encaminadas a mejorar la educación de niñas, niños y jóvenes; ni postergar una remuneración digna y permanencia laboral bajo criterios de calidad, inclusión y sin sesgos a quienes se incorporan al mundo del trabajo, y de manera imprescindible contar con un sistema nacional de cuidados que cierre las brechas de género.