Ramón Gómez Sánchez es sobreviviente de la erupción de 1982 y actualmente es guía en el Museo de Ciencia y Tecnología de Chiapas
Sandra de los Santos / Aquínoticias
Cuando tenía cinco años de edad salió de su casa junto con su familia porque el volcán Chichonal hizo erupción. Durante días junto con otras personas de su comunidad se quedó adentro de una cueva para resguardarse de las cenizas que arrojaba «el chichón».
Ramón Gómez Sánchez es guía del Museo de Ciencia y Tecnología de Chiapas, actualmente es el responsable del área que les da la bienvenida a las y los visitantes de la recién inaugurada exposición permanente del Museo, que se llama «Sbeel Dinosaurios».
A iniciativa del propio Ramón se instaló en la exposición una representación del volcán con todo y fumarolas. «Muchas personas le agarraron odio al Chichonal, yo me reconcilié con él» dice el guía originario del municipio de Chapultenango, y que ahora vive en Nuveo Carmén Tonapac en Chiapa de Corzo, uno de los lugares en los que se tuvieron que desplazar los habitantes de aquella región zoque.
La erupción de 1982 sepultó a 14 pueblos, se estima que alrededor de 2 mil personas perdieron la vida y más de 20 mil fueron desplazadas. Habitantes zoques de siete municipios de la región tuvieron que salir de sus casas, dejar su cosecha y todo su patrimonio para salvar su vida. Se fueron a donde pudieron. Hay desplazados zoques de Chiapas en diferentes estados como: Veracruz, Oaxaca, Tabasco y Guadalajara. Están también en diferentes municipios de la entidad: Ocosingo, Villaflores, Ostuacán, Carranza y Chiapa de Corzo. El volcán y el gobierno de Juan Sabines Gutiérrez los dispersó.
Meses después de la erupción un grupo de desplazados llegó a un terreno lleno de monte y sin ningún tipo de servicio público en el municipio de Chiapa de Corzo. El lugar en el que fueron reubicados estaba muy lejos de ser algo parecido a lo que quedó bajo las cenizas del volcán, aunque lo nombraron igual que su antigua comunidad: Carmen Tonapac.
Ramón llegó pequeño a esa sitio, pero junto con su familia se han reconciliado con lo que sucedió en marzo y abril de 1982 en Chapultenango, por eso es que le interesaba tanto que se instalará esta representación del Volcán en la exposición.
«Los volcanes son parte de nuestra vida. En Chiapas hay dos volcanes activos. Es algo natural y necesitamos conocer eso, entender lo que sucedió y lo que podría pasar» dice el guía, quien cuenta su experiencia a las y los visitantes desde un punto de vista científico, pero también tomando en cuenta toda la carga cultural que trae la convivencia con «una montaña viviente».
El suelo de las faldas de los volcanes son muy fértiles por eso es que las personas siguen viviendo tan cerca de ellos con todo y el peligro que significan.
A todo el pueblo zoque el Volcán Chichonal los atraviesa, tanto a los que siguen viviendo cerca de él como los que salieron huyendo en 1982. Ramón es uno de los que ha regresado al lugar que tuvo que salir de madrugada en medio de la oscuridad. Ha subido hasta el cráter unas cinco veces, volvió para ver la enorme laguna que se forma ahí, para hablar con él y resignificar su experiencia, para entender que el volcán quita, pero también otorga.