El ‘Hueso de Tío Jul’, sabor que une generaciones

Desde 1938, este emblemático platillo de Comitán deleita paladares con su chamorro, picles y salsa de chile ancho semi dulce

Noé Juan Farrera Garzón / Aquínoticias

Entre los sabores que definen la identidad de esta ciudad colonial, el “Hueso de Tío Jul” brilla como un tesoro gastronómico. Creado en 1938 por Julián Martínez y Caritina Constantino, este chamorro de cerdo bañado en salsa de chile ancho –dulce y picante a la vez– se ha transmitido por generaciones, convirtiendo la humilde lonchería familiar en un santuario culinario.

Una receta con historia
La magia está en los detalles: el hueso se hierve hasta lograr una carne tierna, se acompaña con picles caseros y se corona con la salsa estrella –una mezcla secreta de especias locales–. Todo se envuelve en tortillas hechas a mano, siguiendo el ritual que los comitecos repiten desde hace 86 años. “No es solo comida, es memoria”, comenta doña María, nieta de los fundadores, mientras sirve un plato humeante.

Más que un platillo, un legado
La lonchería, ubicada en el corazón de Comitán, también ofrece pan compuesto y tostadas, pero el “Hueso” es su joya. Turistas y locales hacen fila para probarlo, buscando ese sabor que conecta con las raíces chiapanecas. “Aquí cada bocado cuenta una historia”, dice Juan Pérez, visitante habitual.

Hoy, mientras nuevas generaciones aprenden la receta, el “Hueso de Tío Jul” sigue siendo un símbolo de resistencia cultural: un platillo que sobrevivió al tiempo y se niega a ser olvidado.

Con información de Primer Plano Magazine

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