El humanista / Javier Aguilar Roque

ICHEJA: Desorganización con «Chiapas puede»

La educación para jóvenes y adultos en Chiapas ha enfrentado un problema estructural que parece insalvable: la desorganización y la falta de operatividad del Instituto Chiapaneco de Educación para Jóvenes y Adultos (ICHEJA).
Con el Gobierno de la Nueva ERA, la Secretaría de Educación estatal busca implementar políticas públicas que refresquen y coadyuven a salir a nuestro Estado del rezago educativo y el analfabetismo. A más de dos décadas de su creación, el ICHEJA sigue operando con una eficiencia cuestionable y con una evidente incapacidad para integrarse en un proyecto educativo sólido que responda a las necesidades reales de la población chiapaneca.

Hoy las constantes inconsistencias en los avances del programa «Chiapas Puede», deja en evidencia que las instituciones operan bajo un modelo improvisado, sin claridad en sus objetivos y con una estructura que prioriza el discurso político sobre las verdaderas soluciones.

El ICHEJA, como organismo descentralizado, debería garantizar una estrategia efectiva para reducir el rezago educativo en Chiapas. Sin embargo, la falta de comunicación y alineación con la Secretaría de Educación ha provocado que los esfuerzos sean fragmentados, con poca incidencia real en la incorporacion de jóvenes y adultos así como docentes de base de la SE al programa, y esto último ocasionado por la negligencia de ICHEJA. La tardía actualización de folios, la ineptitud de administrativos y el desinteres son solo unos indicadores de su falta de compromiso con el Gobierno que encabeza ERA.

El director del ICHEJA menciona que el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) es la única instancia certificada para medir el rezago educativo en México y que, por tanto, las acciones en Chiapas deberán alinearse a sus directrices. Pero, ¿cómo se pretende lograr esta alineación si ni siquiera se ha logrado una cooperación efectiva con la Secretaría de Educación del estado? La burocracia y la falta de planeación han convertido al ICHEJA en un ente que reacciona de manera tardía y que depende más de visitas protocolares que de una estrategia pedagógica bien cimentada.

El secretario de Educación insiste en que «Chiapas Puede» se convertirá en un programa de escolarización y desarrollo, pero las bases para ello son endebles. La presentación de plataformas y procedimientos técnicos en reuniones no suple la falta de una estrategia clara de implementación, capacitación docente y seguimiento de resultados. Aún más preocupante es la manera en que se prioriza la retórica política sobre los resultados medibles, en un estado donde el rezago educativo es una de las problemáticas más graves.

Si el ICHEJA realmente quiere cumplir con su misión, debe comenzar por solucionar sus fallas internas y establecer una coordinación real con la Secretaría de Educación. De lo contrario, «Chiapas Puede» se convertirá en una más de las tantas promesas educativas que quedan en el discurso, mientras miles de jóvenes y adultos continúan sin acceso a una educación digna.
De nada servirá el discurso oficial ante la incapacidad de un instituto que lleva 20 años sin abatir el rezago educativo en Chiapas.

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