El censo 2024 confirmó una población de más de 5,300 ejemplares. Un logro ambiental con retos pendientes
AquíNoticias Staff
En medio de malas noticias ambientales, una luz se enciende: el jaguar, símbolo de la selva mexicana y emblema de nuestra identidad, va en aumento.
De acuerdo con el último censo, la población de este felino creció un 30% en los últimos 15 años, alcanzando más de 5,300 ejemplares en al menos 15 estados del país. Un logro que no se explica por arte de magia, sino por el trabajo de comunidades, científicos y organizaciones que han hecho de la conservación una causa diaria.
El jaguar —mítico para las culturas mayas y olmecas, y hoy bandera de la biodiversidad mexicana— enfrenta amenazas constantes: pérdida de selva, expansión de la ganadería y caza furtiva. Sin embargo, programas de protección de corredores biológicos, reservas naturales y participación comunitaria han permitido que este depredador recupere terreno en lugares como la península de Yucatán, Chiapas y la Sierra Madre del Sur.
La buena noticia contrasta con la realidad de un país donde los presupuestos ambientales son cada vez más limitados y los megaproyectos amenazan ecosistemas completos. El repunte del jaguar muestra que sí es posible proteger la biodiversidad cuando se apuesta por políticas públicas de largo plazo y se escucha a quienes viven y cuidan los territorios.
El reto ahora es no conformarse con la cifra. El jaguar no es solo un animal en peligro: es parte de un equilibrio que sostiene selvas, ríos y comunidades. Su futuro depende de que el Estado entienda que cada hectárea de selva perdida es una fractura al corazón ambiental de México.
El jaguar resiste, pero la pregunta es si México tendrá la voluntad política de resistir con él.