El Nobel de Ciencia Política / Eduardo Torres Alonso

Por su obra y conocimientos sobre el funcionamiento de los sistemas de partidos, Herbert P. Kitschelt ganó el Premio Johan Skytte de Ciencias Políticas 2025, considerado el Nobel en la disciplina.

Kitschelt, quien obtuvo su doctorado en la Universidad de Bielfeld, Alemania, es profesor en la Universidad de Duke en donde ha desarrollado una intensa carrera centrada partidos políticos y elecciones comparadas en democracias consolidadas y emergentes. Su obra es amplia, entre sus libros se encuentran: The Logics of Party Formation (Cornell University Press, 1989), Beyond the European Left (Duke University Press, 1990), The Transformation of European Social Democracy (Cambridge University Press, 1994) y The Radical Right in Western Europe (en colaboración con Anthony J. McGann, Michigan University Press, 1995); además, Post-Communist Party Systems. Competition, Representation and Inter-Party Cooperation (Cambridge University Press, 1999, en coautoría con Zdenka Mansfeldova, Radoslaw Markowski y Gabor Toka); Latin American Party Systems (Cambridge University Press, 2010, en coautoría con Kirk Hawkins, Juan Pablo Luna, Guillermo Rosas y Elizabeth Zechmeister), y algunos más.

Su labor de investigación ha ayudado a comprender cómo funciona la política europea, partir de haber sido pionero del estudio de los partidos verdes y de las políticas económicas socialdemócratas. En cuanto a los sistemas de partidos, estableció dos grandes tipos, los clientelistas y los ideológicos. En los del primer tipo, entre electores y partidos media una transacción, mientras que los de tipo ideológico, los partidos se organizan y compiten a partir de programas de acción claramente orientados hacia una ideología.

Destaca su interés por el clientelismo, de ahí el haber construido una tipología del sistema de partidos considerando esta práctica, al que ubica en la relación entre terratenientes y campesinos, en donde a la usanza de los señores feudales, el campesino se sometía a un patrón para recibir protección si su integridad estaba en riesgo o la cosecha fallaba. Se trataba de una relación de interés mutuo, aunque desigual.

En la actualidad, hay que preguntarse qué tanto ha cambiado esta relación en donde la pobreza y la marginación se han expandido tanto y los partidos y líderes políticos ofrecen bienes básicos a cambio del voto o del apoyo de los que poseen poco o nada tienen. El estudio de este tema, lamentablemente, no se agotará pronto puesto que la brecha que separa a los que acaparan de aquellos que poco pueden tener cada vez es más profunda. ¿Qué tan democrática puede ser una sociedad en donde existen y se recrean las prácticas clientelares?

El Premio Johan Skytte de Ciencias Políticas es otorgado anualmente por la fundación Skytte, en homenaje a Johan Skytte, quien al donar terrenos y propiedades, ayudó a establecer la cátedra Eloquentia et Politices (elocuencia y política en latín) en la Universidad de Uppsala en 1622, y sus recipiendarios han sido: Jürgen Habermas (2024), Martha Finnemore y Alexander Wendt (2023), Robert E. Goodin (2022), David D. Laitin (2021), Peter J. Katzenstein (2020), Margaret Levi (2019), Jane Mansbridge (2018), Amartya Sen (2017), Jon Elster (2016), Francis Fukuyama (2015) y David Collier (2014). Además, Robert Axelrod (2013), Carole Pateman (2012), Ronald F. Inglehart y Pippa Norris (2011), Adam Przeworski (2010), Philippe C. Schmitter (2009), Rein Taagepera (2008), Theda Skocpol (2007), Robert David Putnam (2006), Robert Owen Keohane (2005), Jean Blondel (2004), Hanna Fenichel Pitkin (2003), Sidney Verba (2002), Brian Barry (2001) y Fritz W. Scharpf (2000). En el siglo XX lo recibieron Elinor Claire Ostrom (1999), Alexander L. George (1998), Arend d’Angremond Lijphart (1997), Juan José Linz (1996) y Robert Alan Dahl (1995).

La lista anterior no deja lugar a dudas que quienes han merecido la distinción han hecho contribuciones sobresalientes a la ciencia política –son lectura obligada en las clases– y poseen enfoques y metodologías diversas, lo que muestra la pluralidad de la disciplina, aunque en lo que sí no es muy diversa esta relación es que la mayoría de los ganadores han sido hombres y su procedencia es europea o estadunidense. Centrarse en el llamado Norte Global y en los desarrollos teóricos hechos por varones es un pendiente que la ciencia política tiene y que se ve reflejado en este premio. Aunque, el propio Comité del premio alienta las nominaciones de académicos provenientes del Sur Global para ampliar la diversidad de los galardonados.

En cuanto a la participación de las mujeres en la disciplina, su número se ha incrementado en las aulas y cubículos. Hay más mujeres estudiando y enseñando ciencia política y haciéndolo en universidades con reconocimiento global como periféricas. Con ello, la disciplina ha venido ganando no sólo practicantes, sino nuevas formas de ver los problemas que estudia.

La Ciencia Política, como disciplina autónoma, cuyo objeto de estudio es el poder, en un mundo cambiante y enfrentado como el que se vive, tiene mucho que ofrecer y debe hacerlo sin posiciones dogmáticas.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *