El Palenque y el arte del Joyonaqué: símbolo de identidad y devoción en el corazón zoque de Chiapas

Más que una ofrenda, el Joyonaqué es la historia de un pueblo que se resiste al olvido, uniendo generaciones que transforman la fe en arte y la memoria en esperanza

Primer Plano Magazine / Noé Juan Farrera Garzón. –

A lo largo de la historia, las ofrendas han acompañado la vida cotidiana de los pueblos de México, siendo símbolo de gratitud, fe y memoria. Desde los tiempos ancestrales hasta las expresiones contemporáneas, el acto de ofrendar refleja el vínculo entre la vida y la espiritualidad.

En Chiapas, tierra de diversidad cultural y profunda devoción, las tradiciones siguen siendo el alma que une a sus comunidades, y el municipio de San Fernando, ubicado a tan solo 20 minutos de Tuxtla Gutiérrez, es un claro ejemplo de ello.

Allí, el Joyyonaqué renace año con año como una manifestación que combina arte, fe y herencia. Esta ofrenda colorida, elaborada con ingenio y paciencia, se ha convertido en una de las expresiones más representativas de la identidad sanfernandense. Aunque el Joyonaqué no es exclusivo de este municipio, en San Fernando ha adquirido un sello propio gracias a quienes, con entrega y amor por sus raíces, mantienen viva la tradición.

Entre ellos destaca don Cristian Velázquez de la Cruz, quien desde hace tres años realiza las ofrendas dedicadas a la imagen de Jesús de Nazaret. Para él, el Joyonaqué es más que una costumbre: es un acto de fe que involucra a su familia y vecinos. La preparación de estas ofrendas requiere esfuerzo, dedicación y una técnica transmitida de generación en generación. Su elemento principal es el Palenque, una planta cuya estructura permite crear los pequeños cigarrillos que conforman la base del Joyonaqué.

“El Palenque parece una cebolla grande”, explica don Cristian, “y es lo que nos permite armar los cigarrillos. En otros lugares lo hacen distinto, pero aquí mantenemos la tradición con el tallo, como lo hacían los mayores”. La planta conocida como Palenque y que ocupa un lugar fundamental en la elaboración del Joyonaqué, más que un simple elemento vegetal, el Palenque representa el vínculo entre la naturaleza y la espiritualidad, convirtiéndose en el alma que da estructura y belleza a una de las expresiones más emblemáticas de la cultura sanfernandense.

Sin embargo, este proceso artesanal no está exento de desafíos. La disponibilidad del Palenque depende de una producción adecuada, y en ocasiones, los habitantes deben conseguir la planta en otros municipios. “Este año logramos cosechar lo suficiente para hacer nuestras ofrendas”, comenta con orgullo.

El Joyonaqué, antiguamente elaborado solo por hombres, hoy se ha transformado en una actividad comunitaria incluyente. “Antes las mujeres no participaban, no porque no pudieran, sino porque no lo consideraban suyo. Ahora muchas de ellas se han integrado y lo hacen con la misma pasión”, señala don Cristian.

Con su aroma, colorido y misticismo, esta tradición se ha vuelto parte esencial del calendario festivo local, extendiéndose a distintas celebraciones religiosas. Cada año, la comunidad de San Fernando se reúne para crear y compartir estas ofrendas, símbolo de unión, identidad y esperanza.

El Joyonaqué es más que una práctica cultural: es una expresión viva de la herencia chiapaneca, una muestra de cómo las tradiciones, al ser transmitidas con amor, logran resistir al paso del tiempo. En cada cigarrillo formado, en cada mano que colabora, se guarda la esencia de un pueblo que entiende que preservar su cultura es también celebrar la vida.

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