El peso electoral de la migración en EU / Claudia Corichi

La próxima semana se llevará a cabo el segundo debate presidencial en Estados Unidos, una cita decisiva que podría terminar por inclinar la balanza hacia Harris o Trump entre millones de electores independientes o switchers y en la que el republicano no dejará de invocar el tema que tanto le obsesiona y que considera indispensable para asegurar su triunfo, la migración.

En mítines y entrevistas a medios, el magnate persiste en la premisa que los inmigrantes ilegales “están destruyendo nuestro país”. El otro asunto que agita su campaña es el panorama económico, aunque la evidencia indica que se mantiene estable: el último dato de inflación fue del 2.9% y en el segundo trimestre de este año la economía creció un 3%.

A dos meses del súper martes cuando tendrán lugar las elecciones para elegir a quien ocupe la Casa Blanca a partir del 20 de enero, Kamala Harris busca convencer a los votantes sobre los resultados de las medidas adoptadas durante su gestión para frenar el flujo de migrantes. Entre ellas el programa humanitario mediante el cual se otorgan visas de estancia y trabajo por dos años a nacionales de Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua que cuenten con un patrocinador en Estados Unidos que puede ser un familiar o persona cercana y que se hará responsable de su estancia.

El llamado Parole humanitario que no concede ni asilo ni ciudadanía, ha logrado abatir la llegada masiva a la frontera sur de migrantes de los países incluidos. Desde su entrada en operación hace año y medio, 530 mil migrantes han recibido autorización de ingresar legalmente a EU. Otra disposición adoptada por la Administración Biden fue sellar la frontera si se rebasan los 2 mil 500 cruces diarios irregulares durante una semana; también limita la posibilidad de asilo y se deporta de inmediato a aquellas personas a las que se niegue ese beneficio.

Entre octubre de 2023 y el pasado julio la Patrulla Fronteriza reportó 1.9 millones de detenciones, el 32% de ellas de personas de origen mexicano. Al finalizar este mes cerrará también el año fiscal en los Estados Unidos y aun cuando acumulan 5 meses consecutivos a la baja, es posible que el número de detenciones comience a estabilizarse. Es decir, pese a las órdenes ejecutivas y a las acciones emprendidas por autoridades norteamericanas los flujos migratorios se mantienen sin grandes cambios.

El Departamento de Estado ofreció al recién asumido presidente de Panamá cubrir los gastos de vuelos de deportaciones de los migrantes que cruzan la espesa selva del Darién, pero eso tampoco ha inhibido el tránsito de nacionales de Venezuela, Colombia o del Caribe. Y en la frontera norte de nuestro país se mantiene la presión en ciudades como Tijuana, Piedras Negras o Matamoros y ahora también… la Ciudad de México.

Las proyecciones de organismos internaciones advierten una desaceleración en el crecimiento de la economía estadunidense, lo que impactará en una menor demanda de fuerza de trabajo y por consecuencia de mano de obra migrante. Quizá eso reduzca la llegada de personas, pero después de los comicios de noviembre.

Mientras tanto las soflamas de Trump atizando los daños y perjuicios que provoca la migración pueden influir en los votantes de los seis estados clave que definirán la crucial elección, algunos de ellos de fuerte vocación industrial. Como se ve, el binomio economía-migración agita el tablero político en el vecino país.

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