La presidenta nacional del partido pidió congruencia a dirigentes y legisladores de Morena. El mensaje fue claro: el movimiento es del pueblo… y podría perderse si se olvida su esencia
Aquínoticias Staff
Morena atraviesa una disyuntiva silenciosa, pero profunda: ¿es posible conservar la congruencia cuando el poder ya se tiene? Esa fue, sin decirlo con esas palabras, la pregunta que dejó en el aire Luisa María Alcalde, presidenta nacional del partido, al lanzar un mensaje directo a legisladores y liderazgos internos.
“La derecha ha querido instalar la narrativa de que somos iguales… y no somos iguales”, advirtió.
Desde los excesos de antes —aviones privados, viajes de lujo, derroche con dinero público— hasta los señalamientos recientes contra algunos perfiles de Morena, el mensaje fue claro: si hay gastos, que sean con recursos propios, sin desviar ni un peso del pueblo.
Pero eso no basta. Luisa Alcalde retomó los principios juaristas: vivir en la justa medianía y recordar que el poder es humildad. Lo mismo que encarnaron, dijo, el presidente López Obrador y hoy la presidenta Claudia Sheinbaum.
“Debemos actuar siempre con el ejemplo, en la vida pública y en la vida privada.”
Y entonces vino lo esencial: el recordatorio de que Morena no pertenece a sus dirigentes, sino al pueblo de México. Y si desde dentro se daña, si se mina su esencia con actitudes arrogantes o conductas incoherentes, lo que queda como alternativa es el regreso del PRI y del PAN: los gobiernos del saqueo, la violencia, la corrupción.
El regaño fue necesario. Pero muchos se preguntan si no llegó tarde. ¿Cuántos excesos ya pasaron sin consecuencias? ¿Cuántos perfiles públicos han perdido el rumbo mientras otros guardaban silencio?
Porque, como bien dijo Luisa Alcalde, este movimiento se cuida todos los días. Con el ejemplo. Y con la memoria de por qué surgió.