El reggaetn como música de protesta / Sandra de los Santos

La música siempre ha acompañado los movimientos sociales en Latinoamérica. Hay todo un género que se llama «música de protesta» que surgió en los años 60´y 70´. Pero, esas melodías eran para escuchar sentados a quien tomaba la guitarra y el micrófono para interpretarla.

No sabría decir con precisión cuándo esta música cayó en desuso, dejó de significarle a las personas, de decirles algo, hablarles al oído. Pero, sí ubico el momento y el lugar  cuando otros ritmos fueron entrando en escena. Durante las manifestaciones del 2019 en Puerto Rico varios artistas de otros géneros, sobre todo el reggaeton, participaron en las protestas y algunas de sus canciones se convirtieron en estandarte durante las movilizaciones.

El movimiento feminista en México ha adoptado como himno «Canción sin miedo» de Vivir Quintana, quien tiene claras influencias de la música de protesta. Pero, ese mismo movimiento, el más grande en Latinoamérica, corea «Bichota» una de las canciones de Karol G, que ha sido interpretado como el empoderamiento de las mujeres.

Hace unos meses, durante el plantón que sostuvieron las y los estudiantes de la Universidad Autónoma de Chiapas (Unach), para exigir que se resolvieran los casos de acoso sexual y violencia en la universidad, entre otras demandas, me percaté que lo que más escuchaban eran cumbias. También fue en esa protesta que pude explicarme por qué lo hacían.

Las personas que participan en movimientos sociales están bajo estrés, el cuerpo se inquieta, entonces, la música y bailarla se convierte en un momento de desahogo, de relajamiento para los procesos difíciles. Ya no solo se trata de sentarse a escuchar al otro, cuando se incorporan estos ritmos latinos y que exigen tanto el movimiento del cuerpo, se participa y más cuando las canciones se resignifican.

Con las recientes  protestas en Cuba, salió la canción «Patria y Vida» interpretada por Gente de Zona, Yotuel Romero, Descember Bueno, Maikel Sorbo y el Funki, raperos y reguetoneros. La canción se viralizó el mismo día, y obligó al gobierno cubano a hacer tres publicaciones que pretendieron ser la respuesta a la canción.

Los ritmos latinos actuales parecen hacer eco en estas generaciones que se sienten más representadas por estas expresiones, que les exigen el movimiento del cuerpo, no solo al momento de bailarlas, sino también en la cotidianidad, en su forma de protestar. Es su propia manera de estar y manifestarse en estos tiempos.

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