Cruces, libros, capillas, lápidas, floreros, entre otros, son los artículos que don Roberto Hernández aprendió a elaborar, siendo su padre quien le enseñó el oficio
Ana Liz Leyte / Aquínoticias
Roberto Hernández Jiménez, lleva más de 50 años ocupando su creatividad e imaginación para crear todo tipo de figuras con el desperdicio del mármol, el cual lleva por nombre «granito».
Cruces, libros, capillas, lápidas, floreros, entre otros, son los artículos que aprendió a elaborar, siendo su padre quien le enseñó el oficio.
“Me fue metiendo mi papá, él solito me motivó, como no había nadie más y el único hijo soy yo, pues me decía qué iba yo hacer y así fui aprendiendo y como ya no seguí estudiando pues, tuve que optar por un oficio”.
Mediante este oficio, tranquilo y silencioso, Don Roberto Hernández ha logrado crear una pequeña empresa, en la que labora su hijo y otro empleado y aunque se han implementado otros materiales, don Roberto se resiste a abandonar su trabajo.
«Yo ya voy de salida y pues pienso que van a quedar ellos (su hijo y empleado), ya ellos van a manejarlo pero saber hasta qué tiempo, porque ha venido de más a menos el trabajo».
Las figuras que siguen elaborando, hoy día van de acuerdo a lo que pida el cliente, y los precios varían también dependiendo del tamaño o material usado.
“Pues el de mayor demanda son las cruces, libros, es lo más tradicional, es lo que más busca la gente, también los floreros, eso es lo más económico y solicitado, pero ya las cosas grandes ya hablamos de 15 a 20 mil pesos”, explicó.
A pesar de la introducción de otros materiales, los productos de granito para los sepulcros se resisten a desaparecer, y un par de meses antes del Día de Muertos, tienen demanda, aunque ya no de la misma manera que otros años.