Elecciones para Dummies: ¿y entonces, voto o no voto?

Por Mario Escobedo

Este domingo 1 de junio de 2025, las y los mexicanos seremos testigos —y protagonistas— de una elección sin precedentes. Se trata de un proceso inédito no solo en nuestra historia, sino en el panorama internacional. Por primera vez, el Poder Judicial se somete al juicio ciudadano mediante el voto directo. Una elección que, de tan insólita, tiene más preguntas que certezas. Y no es para menos: ningún país del mundo elige a sus jueces de esta manera, salvo Bolivia, que permite el sufragio solo para 26 cargos judiciales. México ha decidido ir más allá: poner en manos del pueblo nada menos que 881 cargos judiciales.

Sí, leyó bien: ochocientos ochenta y un cargos. Entre ellos, 9 ministros y ministras de la Suprema Corte de Justicia de la Nación464 magistraturas de circuito y 386 jueces y juezas de distrito, además de varias magistraturas en órganos electorales y de disciplina judicial. Un universo jurídico que, a partir de este domingo, será rediseñado por el lápiz ciudadano.

¿Qué vamos a elegir?

Por primera vez en la historia de México, la ciudadanía participará en la elección de integrantes del Poder Judicial de la Federación (PJF). Esta elección introduce una nueva y compleja dimensión: la justicia, lo que implica que cada persona votante recibirá seis boletas electorales específicas para cargos judiciales.

El Instituto Nacional Electoral (INE) ha diseñado las boletas con un formato claro y comprensible, incluyendo:

  • El nombre de las candidaturas
  • La autoridad que las postula
  • El número de cargos a elegir
  • El número total de personas candidatas

Además, cada candidatura está identificada por una sigla que indica quién la postula:

  • PE: Poder Ejecutivo
  • PJ: Poder Judicial
  • PL: Poder Legislativo
  • EF: En funciones (la persona ya ocupa actualmente el cargo)

A continuación, las seis boletas y sus características:

  1. Boleta Morada
    1. ¿Qué se elige?: 5 Ministras y 4 Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)
    1. Color: Morado
  2. Boleta Verde Menta
    1. ¿Qué se elige?: 3 Magistradas y 2 Magistrados del Tribunal de Disciplina Judicial (TDJ)
    1. Color: Verde menta
  3. Boleta Azul
    1. ¿Qué se elige?: 1 Magistrada y 1 Magistrado de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF)
    1. Color: Azul
  4. Boleta Salmón
    1. ¿Qué se elige?: 3 Magistraturas por cada una de las 5 Salas Regionales del TEPJF
    1. Color: Salmón
  5. Boleta Rosa
    1. ¿Qué se elige?: Magistradas y Magistrados de Circuito
    1. Color: Rosa
  6. Boleta Amarilla
    1. ¿Qué se elige?: Juezas y Jueces de Distrito
    1. Color: Amarillo

¿Cómo me informo?

Frente a esta avalancha de nombres, el Instituto Nacional Electoral (INE) ha habilitado dos herramientas clave:

Es fundamental llegar informado, pues una boleta mal llenada será anulada. Recuerde: no haga dibujos, no escriba fuera de los recuadros, no deje espacios en blanco. Esta vez, el margen de error no es solo suyo: es del país entero.

¿Cómo será el proceso?

  • Horario de votación: de 8:00 a 18:00 horas, en su casilla habitual.
  • Documentos necesarios: solo su credencial vigente del INE.
  • Número de boletas: hasta seis si vota únicamente por cargos judiciales, más las locales o federales correspondientes.
  • Ubicación de casillahttps://ubicatucasilla.ine.mx

Un dato importante: los votos judiciales no se contarán en las casillas, como sucede normalmente. Solo se contabilizará el número de boletas depositadas. El conteo real se hará en las juntas distritales del INE, y durará hasta 10 días. No habrá Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP). No habrá conteo rápido. La primera estimación de participación se dará a conocer la misma noche del domingo, pero los resultados definitivos llegarán después.

Elección Judicial en Chiapas: ¿Qué se vota y cómo?

Chiapas se suma al histórico proceso de elección judicial con la renovación de 38 cargos en el Poder Judicial de la Federación. Los ciudadanos del estado tendrán la responsabilidad de elegir:

  • 8 Magistraturas de Circuito correspondientes al 20º Circuito Judicial.
  • 11 Juezas y Jueces de Distrito del mismo circuito.
  • Además, participarán en la elección nacional de:
    • 9 Ministras y Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
    • 5 Magistraturas del Tribunal de Disciplina Judicial.
    • 2 Magistraturas de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).

En total, los votantes chiapanecos recibirán seis boletas: tres para cargos locales y tres para cargos nacionales.

Candidaturas en Chiapas

  • Para las 8 Magistraturas de Circuito, se presentan 48 candidaturas: 24 mujeres y 24 hombres.
  • Para las 11 Juezas y Jueces de Distrito, hay 66 candidaturas: 36 mujeres y 30 hombres.

Esto significa que, en promedio, cada boleta local contendrá entre 48 y 66 nombres, lo que requiere una preparación previa por parte del elector para emitir un voto informado.

Casillas en Chiapas y Tuxtla Gutiérrez

El Instituto Nacional Electoral (INE) ha anunciado la instalación de 2,325 casillas en todo el estado de Chiapas para esta jornada electoral. En Tuxtla Gutiérrez, como capital y uno de los municipios con mayor densidad poblacional, se espera una concentración significativa de estas casillas.

Es importante destacar que, debido a restricciones presupuestarias, se ha incrementado el número de votantes por casilla, pasando de los habituales 750 a hasta 4,000 votantes por casilla. Esta medida busca optimizar recursos, pero también podría implicar tiempos de espera más prolongados, por lo que se recomienda a los ciudadanos planificar su visita con anticipación.

 

¿Y entonces, voto o no voto?

Frente al laberinto de boletas confusas, candidatos desconocidos y reglas improvisadas, la interrogante central no es simplemente si debemos votar o no. Lo fundamental es preguntarnos cómo ejercer una ciudadanía crítica en medio de un montaje electoral que simula participación, pero vacía de sentido democrático el acto de votar. La elección judicial del 1 de junio dista de ser una fiesta democrática: es un procedimiento opaco, desigual, y diseñado más para concentrar el poder que para distribuirlo.

Participar en estas condiciones no es únicamente ejercer un derecho. Puede implicar, también, legitimar un sistema viciado, que excluye, confunde y desgasta deliberadamente. No se trata de caer en el cinismo, sino de reconocer que la democracia no se agota en la urna, y que votar bajo una arquitectura institucional deliberadamente distorsionada puede equivaler a ser parte de una puesta en escena, más que de una decisión soberana.

La abstención, por su parte, no es una salida cómoda ni debe romantizarse como una postura política autosuficiente. Puede ser una forma legítima de resistencia ante un proceso carente de garantías, de transparencia y de representatividad. Pero si se asume sin organización ni propuestas alternativas, corre el riesgo de diluirse en la apatía. Votar sin información, con boletas laberínticas, candidatos impuestos y sin certeza en el conteo, también es riesgoso: es participar en un ritual burocrático que disfraza de pluralismo lo que en realidad es hegemonía, que simula democracia donde hay control vertical.

La verdadera disyuntiva no es, entonces, entre votar o abstenerse, sino entre guardar silencio o denunciar; entre ser cómplices de un sistema que desestructura la justicia o apostar por espacios más genuinos de participación, construidos desde abajo y con autonomía ciudadana. Si se decide votar, que sea desde una conciencia crítica que denuncie el fraude estructural y no desde la ingenuidad o el conformismo. Si se opta por la abstención, que no sea por desinterés, sino como una forma de acción consciente y articulada con otras formas de resistencia cívica.

Una boleta no representa poder si ha sido diseñada para confundir y manipular. Votar, en este contexto, no es automáticamente un acto democrático. Solo lo será si va acompañado de cuestionamiento, vigilancia, organización y memoria. Porque más allá del dilema individual sobre votar o no, lo que realmente está en juego es la democracia misma y su secuestro por quienes camuflan el autoritarismo con la retórica de la participación popular.

En tiempos de escepticismo generalizado, la abstención parece una salida fácil. Pero también puede ser una renuncia peligrosa. El 1 de junio no solo se eligen jueces; se define el tipo de democracia que queremos: una donde los ciudadanos se involucran activamente en todos los poderes, o una que solo les permite delegar pasivamente. Aunque la boleta parezca ajena, nos pertenece. Y el poder de decidir quién interpreta la ley es tan relevante como elegir quién la dicta o la ejecuta.

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