Élite fue enriquecida por Fox, LAT lo exhibe

Los Angeles Times visitó 50 de los desarrollos de viviendas asequibles desde Tijuana hasta el Golfo de México y revisó miles de páginas de documentos gubernamentales y de la industria, y entrevistó a cientos de propietarios, líderes municipales, expertos en vivienda, ingenieros civiles, trabajadores de la construcción y funcionarios del Gobierno, lo que le permitió revelar cómo un puñado, en los años del exmandatario mexicano, se hicieron multimillonarios a expensas de los millones trabajadores engañados con viviendas

Agencias

[dropcap]M[/dropcap]illones de personas fueron engañadas. Miles de millones de los trabajadores se fueron a la basura. Una élite de constructores se hizo multimillonaria.
Eso pasó con Vicente Fox Quesada, Presidente de México de 2000 a 2006.
Los Ángeles Times (LAT) publica hoy un extenso reportaje de Richard Marosi que se divide en cinco partes. Cinco entregas en las que exhibe cómo, hasta hoy, millones de mexicanos pagan las consecuencias de un fracasado plan gubernamental de vivienda por el que nadie ha respondido.
En la primera entrega para Los Ángeles Times, Marosi explica que 16 años atrás, con Vicente Fox en la Presidencia, México se embarcó en una «campaña monumental para elevar el nivel de vida de sus trabajadores. El gobierno se asoció con desarrolladores privados para lanzar el mayor boom de la construcción residencial en la historia de América Latina. Los inversores globales –el Banco Mundial, las grandes fundaciones y las firmas de Wall Street– invirtieron miles de millones de dólares en el esfuerzo».
Grandes mobiliarias se extendieron a través de pastos de vacas, granjas y antiguas haciendas, dice. De 2001 a 2012, «se estima que 20 millones de personas, una sexta parte de la población de México, abandonaron las ciudades, barrios marginales y ranchos rurales por la promesa de una vida mejor».
El reportaje dice que México, sin embargo, cayó desastrosamente antes de crear suburbios ordenados.
«El programa se ha convertido en una catástrofe social y financiera a cámara lenta, lo que inflige dificultades y peligros diarios a millones, en desarrollos problemáticos en todo el país», dice la investigación de Los Angeles Times.
«Los propietarios llevan baldes en busca de agua entregada por camiones. Las canaletas funcionan con aguas residuales sin tratar, procedentes de tuberías reventadas. Las calles se hunden, las aceras se desmoronan y las plantas de tratamiento de agua se descomponen. En algunos desarrollos, los apagones ocurren durante días a la vez. Dentro de muchas casas, los techos se hunden, las paredes se agrietan y los sistemas eléctricos se cortocircuitan; se apagan los artefactos y en algunos casos provocan incendios que hacen huir a las familias», señala.
En esa primera entrega, Los Ángeles Times señala cómo un puñado, en los años de Fox, se hicieron multimillonarios a expensas de los trabajadores.
«El programa costó más de 100 mil millones de dólares, y algunos inversionistas y ejecutivos de la construcción cosecharon enormes ganancias, aclamándose a sí mismos como «constructores de Nación» cuando se unieron a las filas de los ciudadanos más ricos de México».
El diario explica que visitó 50 de los desarrollos de viviendas asequibles desde Tijuana hasta el Golfo de México y revisó miles de páginas de documentos gubernamentales y de la industria, y entrevistó a cientos de propietarios, líderes municipales, expertos en vivienda, ingenieros civiles, trabajadores de la construcción y funcionarios del Gobierno.

«Es la corrupción, idiotas»

El periodista Richard Marosi explica que las condiciones en los desarrollos varían ampliamente y que si bien algunos cumplen con los estándares básicos, «la descomposición rápida es evidente en desarrollos en o cerca de cada ciudad importante: sistemas de agua fallidos; redes eléctricas inacabadas, al igual que sistemas de aguas residuales y otra infraestructura. Parques y escuelas que se prometieron pero nunca se materializaron».
Muchos desarrollos se construyeron «lejos de los centros de empleo en tierras marginales (humedales, márgenes de ríos y laderas inestables) con escaso acceso al agua. Los funcionarios locales reescribieron las leyes de zonificación y aprobaron los desarrollos con poca o ninguna revisión».
Los Ángeles Times denuncia que los desarrolladores redujeron el tamaño de las casas, construyendo alrededor de 1 millón de unidades de un dormitorio, tan pequeñas como 325 pies cuadrados, que es más pequeño que un garaje típico para dos automóviles en los Estados Unidos».
Además, «muchas familias de seis, siete o más viven en estas viviendas con estampillas, durmiendo en lavaderos y pasillos».
«En los desarrollos que no funcionan con farolas, los jóvenes usan linternas para navegar por calles oscuras. En aquellos sin transporte de basura, las personas queman basura en lotes baldíos para disuadir a las ratas. Tocones de árboles se colocan en pozos de registro abiertos para alertar a los niños sobre los peligros de las calles mal mantenidas. Los residentes de vecindarios secados por el agua cierran las tapas de las cisternas de los techos para evitar que los ladrones desvíen agua».
De acuerdo con la amplia investigación de Los Ángeles Times, los desarrollos inacabados destruyen las ciudades de todo el país.
«Se estima que 300 mil personas viven en más de 40 zonas incompletas en las ciudades de Tijuana y Ensenada, de rápido crecimiento en Baja California».
«En el Estado de México, que rodea a la Ciudad de México, los desarrolladores han completado solo 36 de los 235 desarrollos iniciados entre 2005 y 2012, dejando entre 200 mil y 500 mil personas en el limbo, de acuerdo con los registros estatales».
«Era un mundo de corrupción», dijo al Times Alberto Uribe, Alcalde de Tlajomulco, un suburbio de Guadalajara.

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