Vivimos en un país multicultural, disperso y existen lugares donde no hay el mismo acceso a sistemas de salud
Aquínoticias Staff
La muerte gestacional, perinatal y neonatal todavía es frecuente en México; sin embargo, la vigilancia del embarazo, es decir, la consulta ginecobstétrica, sirve para disminuir o evitar, de ser posible, estas complicaciones, asegura el médico ginecólogo del Posgrado de la Facultad de Medicina de la UNAM, Jorge Campos Cañas.
Vivimos en un país multicultural, disperso y existen lugares donde no hay el mismo acceso a sistemas de salud. Por ello se registran complejidades derivadas del primer mundo y del mundo en desarrollo, considera.
La incidencia en nuestra nación por este tipo de fallecimientos es de 14 en cada mil nacidos, lo cual la ubica a “media tabla” con países desarrollados en dos de cada mil; y naciones como África Subsahariana arriba de 30 por cada mil.
Algunos de los 14 por cada mil mexicanos corresponden a zonas rurales, donde hay situaciones infecciosas asociadas a la falta de acceso a los servicios de salud, mientras que en los lugares de mayor poder adquisitivo se presenta preeclampsia y diabetes.
El Día Mundial de la Concienciación sobre la Muerte Gestacional, Perinatal y Neonatal -que se conmemora el 15 de octubre- busca, en cierta forma, rendir un homenaje a las parejas que han sufrido la muerte de su bebé durante el periodo de gestación o una vez que se llevó a cabo el nacimiento. Y, por supuesto, también se pretende que los profesionales de la salud estén formados y preparados para atender a los padres de familia que han vivido una pérdida.
¿Por qué sucede?
El especialista explica que la gestacional o fetal ocurre cuando el feto tiene más de 22 semanas en el vientre. En el caso de alcanzar las 28, incluso nacer y superar la primera semana de vida, y ocurre el deceso, entonces se habla de muerte perinatal.
Cuando el bebé nace, pero presenta problemas durante los 28 días siguientes y fallece, sucede lo que se conoce como muerte neonatal o de recién nacidos.
Durante el embarazo, detalla Campos Cañas, las principales causas de deceso son: complicaciones como preeclampsia y diabetes gestacional. Con la COVID-19 aumentó la incidencia de vómitos. En muerte después del nacimiento inmediato, lo más común es la prematurez y las dificultades asociadas a esta, además de las infecciones. En las más tardías fundamentalmente afectan las metabólicas e infecciosas.
Este tipo de muerte está relacionada con diversos factores, tanto genéticos como medioambientales. También se habla de las causas de riesgo, que pueden deberse a la madre, el feto o a la placenta.
Entre los problemas que atañen directamente a ella están las enfermedades crónicas, alguna infección durante el embarazo, padecer preeclampsia, hipotensión, incompatibilidad sanguínea, edad materna y, en casos extremos, la muerte de la madre durante el alumbramiento.
Cuando está relacionada con el bebé, pueden registrarse diversas causas como una gestación múltiple, crecimiento uterino retardado, malformaciones o anomalías congénitas, infecciones bacterianas, etcétera.
La muerte fetal también puede deberse a problemas con la placenta donde se origine un desprendimiento de la misma durante el embarazo, daños en el cordón umbilical, envejecimiento de la placenta o una rotura prematura de la membrana que recubre al feto.
Otros factores tienen que ver con la ingesta de ciertos fármacos, el uso de drogas o cigarrillos, algún accidente o caída y los relacionados con la alimentación y el tipo de vida que tenga la madre durante el tiempo de gestación.
Requiere cuidados específicos
El especialista destaca que la mayoría de esas causas son prevenibles, como las infecciosas. “De ahí la importancia del seguimiento estrecho de la gestación, de llevar un buen control prenatal y poder así mejorar el desenlace del embarazo”, alerta.
Hipertensión, preeclampsia y diabetes son frecuentes y no se puede evitar su aparición, pero sí su detección temprana y, de esta manera, disminuir sus riesgos.
Campos Cañas subraya que cualquier paciente embarazada debe recurrir a revisión ginecobstétrica cada mes. Los tiempos son más estrechos en las fases iniciales del embarazo, cuando se ausculta cada seis u ocho semanas para ver la progresión del proceso.
En las etapas finales de la gestación, después de las 36 semanas, lo ideal es efectuar una revisión semanal hasta que nazca el bebé, a fin de que tenga mejor culminación.
Para Campos Cañas el Día Mundial sobre este tema es importante porque hay que hacer notar que el embarazo no es una patología, tampoco una enfermedad; es un proceso que requiere cuidados específicos de atención médica. “Hay que estar conscientes de que debemos llevar un buen control prenatal, e inclusive pregestacional, que es muy poco común en nuestro país”.
Lo deseable es planear el embarazo y que podamos controlar, a partir del inicio, los factores preexistentes como diabetes, obesidad e hipertensión, tener el esquema de vacunación completo y que la pareja esté en las mejores condiciones posibles.