Alerta de Spoiler: Este texto puede incomodar a más de una persona. Si usted es de las o los que piensa que las tradiciones son estáticas y que el cambio solo las pervierte no siga la lectura, o mejor continúela, y así reflexionamos juntos sobre el tema
Sandra de los Santos / Aquínoticias
A mis estudiantes de Contaduría Pública y Administración de Empresas de la Upsum, que se preocuparon porque cada elemento de su altar les significara algo
Una de las frases más escuchadas durante estos días de la festividad de las y los muertos es: “el rescate de nuestras tradiciones”. El festejo en México del día de muertos es de las tradiciones más vivas que existen…así que no, no necesita que nadie la rescate, enaltezca el “deber ser”, explique cómo se debe de vivir o se tenga que representar.
Como tradición viva va cambiando, cobra nuevos significados, adopta elementos del contexto, y se vive y disfruta de diferentes formas.
No siempre he pensado así, varios años estuve en ese “team”, que se ofendía si en el altar de muertos aparecían elementos que estaban fuera de lo que es considerado como tradicional, como que si solo existiera una tradición, una costumbre o una sola raíz. Nuestro pasado no es hegemónico como tampoco lo son nuestras costumbres y tradiciones.
Hay personas que defienden la existencia de un pasado o una tradición que es un tanto imaginaria. ¿De qué antes hablan? Antes del siglo XXI, del XX, antes de la colonización, antes del dominio Azteca, antes del capitalismo. Qué antes queremos rememorar. Qué antes se nos hace digno de traer al presente.
Pero, no solo se habla de un antes, sino también de una región: “altar zoque”, “altar maya”, “altar azteca”, “altar chiapaneca”…como que si también existiera “lo zoque”, “lo maya”…la verdad es que ahora con los procesos migratorios y la globalización la convivencia de todas esas culturas y otras más es algo común; que se reúnan elementos de todas estas culturas en una ofrenda es natural, propio del diálogo, encuentro (o encontronazos) que se tiene de manera cotidiana.
En una ocasión vi un altar en el que habían varias figuras de “Star Wars”, que parecían desentonar con los dulces de calabaza, las mandarinas y las fotografías de los difuntos de ese hogar. Los niños que vivían en esa casa se las habían puesto a su hermanito que falleció Para esos niños les significaba más colocar esos juguetes que flores o un vaso con agua.
No me mal entiendan, respeto mucho a las personas que se esmeran porque en su ofrenda hayan esos elementos porque les son significativos, y buscan encontrarse con sus antepasados más lejanos o más cercanos en estas fechas. Mi punto es que la festividad del día de muertos es una tradición viva y como tal va cambiando y eso no es bueno o malo.
Para mí el día de muertos es olor: a copal, flores de cempasúchil, dulce de calabaza, tamales de mole y veladoras encendidas. Si hay un sentido por el que vivo estas fechas es por el olfato. Por cierto…es mi festividad favorita del año por eso creo que tenemos todo el derecho de disfrutarla como queramos, que sean fechas que nos inviten al diálogo, que ese encuentro que tenemos con nuestros muertos, también sea con otros vivos que piensan y viven de manera diferente a la nuestra.